Los artesanos napolitanos de la céntrica Vía San Gregorio Armeno, el cuartel general de los productores de pesebres de Navidad de Nápoles, llevan horas trabajando sin pausa para intensificar la producción de las estatuas del argentino Diego Armando Maradona, fallecido este miércoles a los sesenta años por un paro cardíaco, ante el aumento de peticiones para el belén de esta Navidad.
Los napolitanos, gente vibrante, alegre, generosa, y con una tradición para las estatuas de los pesebres de Navidad que dura desde hace diez siglos, suelen colocar en sus belenes a grandes personalidades de la actualidad, que sienten como 'santos' protectores de su amada ciudad.
No puede faltar Maradona, el jugador que escribió páginas de historia imborrable del Nápoles, que apoyó al más débil contra los colosos del norte y que le llevó a tocar el cielo con dos títulos ligueros y una Copa Uefa.
Así lo reconoce en una entrevista con EFE Vincenzo Capuano, dueño de una de las bodegas históricas de pesebristas de la Vía San Gregorio Armeno, que desde 1840 produce estatuas para el Belén de Navidad y cuyo teléfono no para de sonar en estas horas por las llamadas de personas interesadas en las estatuas de Maradona.
'Nosotros siempre hemos producido estatuas de Maradona para el Belén de Navidad, pero visto lo que lamentablemente ha pasado ayer (por el miércoles), ahora hay muchas más peticiones. Siguen llegando llamadas desde Italia y el extranjero que nos piden que les enviamos a casa las estatuas de Diego', dijo Vincenzo Capuano.
Como los hermanos Capuano, muchas bodegas de San Gregorio Armeno se llenaron de estatuas de Diego, que en algunos casos también es representado con alas de ángel.
'Representamos a Diego con su camiseta Buitoni azul y con el tricolor de campeón de Italia en el pecho. Hemos recibido llamadas claramente desde Campania, Toscana, Lombardía, pero también nos llamaron napolitanos desde Alemania', agregó el Capuano, que prolongó una larga tradición en su familia.
'Nuestra familia empezó a producir los pesebres en 1840 y nosotros somos la cuarta generación. Yo llevo más de cincuenta años y ahora nuestros hijos están aprendiendo de nosotros', cuenta con orgullo.