El Liverpool seguirá una jornada más al frente de la clasificación de la Liga inglesa, pese a caer este lunes por 1-0 en su visita al campo del Southampton, en un choque en el que los de Jürgen Klopp volvieron a incurrir en la misma falta de acierto, que ya les condenó a empatar en las dos últimas jornadas ante el West Bromwich y el Newcastle.
Pese a que todas las miradas estaban puestas en el centrocampista Jordan Henderson, al que Jürgen Klopp situó sorprendentemente en el eje de la zaga, las dudas del capitán como central no fueron el principal problema de los 'reds'.
Y es que el Liverpool ha perdido la chispa, ese trepidante ritmo de juego que se había convertido en la seña de identidad del equipo desde la llegada al banquillo del preparador alemán.
Una falta de intensidad que, a diferencia de lo ocurrido en el último choque ante el Newcastle, en el que el Liverpool no fue capaz de efectuar un solo disparo entre los tres palos en toda la segunda mitad, no se limitó en esta ocasión únicamente al ataque.
Y es que intensidad fue lo que le faltó a Trent Alexander-Arnold para poder despejar la falta botada a los dos minutos de juego por James Ward-Prowse y que permitió a Danny Ings establecer el 1-0 para los locales.
Un gol que acentuó todavía más si cabe las dudas de un Liverpool, al que ni la presencia en la medular del español Thiago Alcántara, que regresó más de dos meses después a la titularidad tras superar sus problemas de rodilla, le sirvió para dotar de claridad a su juego.
De hecho, pese a alguna que otra peligrosa aproximación, como un remate de cabeza de Mohamed Salah en el tiempo de prolongación que se marcó por encima de la portería, el Liverpool no logró firmar ni un solo remate entre los tres palos en todo el primer tiempo.
Un gris desempeño ante el que el Liverpool trató de revelarse en el inicio de la segunda mitad, en la que los 'reds', que se adueñaron por completo de la posesión de balón, arrinconaron al Southampton en su propio campo.
Pero pese al acoso, los de Jürgen Klopp siguieron sin ser capaces de contabilizar un solo remate entre los tres palos, ya que cuando no surgió la pierna de un defensor, fueron los propios jugadores del Liverpool los que se encargaron de frustrar cualquier posibilidad de empate con sus fallidos remates.
Circunstancia que no desanimó a los 'reds' que siguieron buscando una y otra vez el área rival, hasta lograr, por fin, a los 75 minutos poner por primera vez a prueba al meta local Fraser Foster.
Aunque el remate del senegalés Sadio Mané llegó, tras tocar, como no en un defensor, mansamente a las manos del guardameta de los 'saints'.
Claro ejemplo del quiero y no puedo en el que se convirtió el encuentro en la segunda parte para un Liverpool, que careció en todas sus acciones ofensivas de la velocidad de ejecución necesaria para superar a la sólida defensa local.
Una inesperada falta de pegada que a punto estuvo de aprovechar el Southampton para sentenciar definitivamente la contienda a falta de seis minutos para la conclusión en un remate del francés Yan Valery, tras una mala salida del portero Alisson, que Henderson logró despejar bajo palos.
Epílogo de un choque, que confirmó los problemas por los que atraviesa un Liverpool, que pese a conservar la primera plaza de la clasificación, demostró que hoy por hoy se encuentra muy lejos del demoledor equipo que el pasado año se proclamó campeón de Liga.