El gran clásico del fútbol español dejará un nuevo líder en la clasificación de LaLiga Santander y una buena dosis de presión para el Atlético de Madrid, tras la cita entre un Real Madrid crecido por la imagen ofrecida ante el Liverpool y un Barcelona con el factor físico de su lado, que vuela en el torneo doméstico.
Al final de la primera vuelta era complicado explicar que del clásico de abril saldría un nuevo líder. Nadie en el Real Madrid y Barcelona lo podían imaginar por la distancia de un Atlético de Madrid crecido.
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El desplome del equipo de Diego Simeone y el regreso a la regularidad de dos grandes que siempre vuelven, presentan un partido con todos los alicientes en un nuevo escenario.
El Atlético tendrá que responder el domingo en la casa del Betis y con bajas de jugadores claves, como el uruguayo Luis Suárez y Marcos Llorente, después de ver cual de sus rivales se posiciona mejor para la batalla final por el título.
Dos rachas enfrentadas. Doce partidos sin perder del equipo de Zinedine Zidane, recuperando pegada con 30 goles a favor y seguridad con tan solo siete en contra.
Una remontada espectacular de los de Ronald Koeman, con trece victorias en las catorce últimas jornadas. Nueve triunfos consecutivos lejos del Camp Nou.
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Al duelo que siempre marca al ganador y el perdedor, más aún en un momento clave de la temporada, llega el Real Madrid lanzado en lo anímico tras la imagen mostrada en una Liga de Campeones en la que es el único representante del fútbol español.
El 3-1 al Liverpool, la unión para superar las bajas defensivas de Sergio Ramos, Dani Carvajal y Raphael Varane, el partido soñado del brasileño Vinicius, los goles de Marco Asensio en sus cuatro últimos encuentros.
Son motivos que lanzan el optimismo antes de un clásico en el que la principal preocupación es la diferencia en el desgaste físico ante un rival que no tuvo partido entre semana.
Es un factor que provoca que Zidane medite introducir novedades o mantener lo que tan bien funcionó en ‘Champions’.
La imagen imponente de Militao, el poderío del centro del campo con tres pilares intocables, la línea goleadora de Benzema con goles en las seis últimas jornadas de Liga y el reto de volver a marcar en un clásico casi cuatro años después.
Los cambios pasarían por el regreso a un sistema con tres centrales. Provocaría el paso de Mendy al centro de la zaga y la entrada de Marcelo en el carril izquierdo.
Para ello, tendría que salir del once Vinicius, poco probable tras el liderazgo mostrado ante el Liverpool y el paso al frente en la definición con su doblete, o Marco Asensio en racha goleadora.
Eden Hazard sigue fuera mejorando su físico y el uruguayo Fede Valverde, clave en el triunfo del Camp Nou en la primera vuelta (1-3), también cuenta con opciones si Zidane decide meter músculo y renovar energía en la medular.
El Barcelona aterriza en Madrid con el objetivo firme de dar el salto al liderato. Y eso que no hace tanto era un equipo a la deriva. La situación institucional, sin presidente desde octubre y con una crisis económica galopante, tenía un reflejo en la situación del equipo, que no acaba de levantar el vuelo.
De hecho, llegó a estar doce puntos por debajo del Atlético de Madrid (26-14) a principios de diciembre tras su derrota en Cádiz.
Pero poco a poco, Koeman dio con la tecla. Con tres centrales y dos carrileros, su equipo fue creciendo. Apareció Dembélé, Messi seguía a lo suyo, Frenkie de Jong fue un jugador diferencial e incluso Sergio Busquets era otro.
El Barça desde aquel partido en Cádiz no ha vuelto a perder y en los últimos diecinueve, ha conseguido 51 puntos sobre 57 posibles; el Atlético, 40.
Por eso el partido ante el Real Madrid es decisorio. Si los de Koeman no salen derrotados de Valdevebas, el Barcelona habrá dado un paso de gigante cuando quedan nueve partidos para el final de LaLiga.
El técnico holandés está pendiente de la recuperación de Gerard Piqué o de si decide alinear al uruguayo Ronald Araujo, dos jugadores que obligarían a darle una vuelta al once, puesto que si juega cualquiera de los dos; Frenkie de Jong pasaría a actuar en la medular. Y como consecuencia de ese cambio de fichas, quien podría quedarse fuera del once es el francés Antoine Griezmann.