Novak Djokovic afinó y sacó su mejor versión para pasar por encima del sudafricano Kevin Anderson (6-3, 6-3 y 6-3), en la reedición de la final de 2018 en Wimbledon.
El serbio ya superó por entonces a un Anderson que llegó fundido después de una maratoniana semifinal contra el estadounidense John Isner, y esta no fue menos. Contra un Anderson en cuesta abajo a sus 35 años y ubicado en el puesto 102 del ránking, Djokovic no tuvo piedad.
El de Belgrado ya se dejó un set, para sorpresa de todo el mundo, en su debut contra Jack Draper y esta vez no quiso meterse en líos contra un tenista que sabe lo que es tenerle contra las cuerdas. En 2015, en octavos de final, el sudafricano llegó a ir dos sets a cero arriba, pero desperdició la ventaja en el que terminó siendo el tercer Wimbledon para Djokovic.
Esta vez, el serbio redujo el potente saque de Anderson, que tan solo logró once saques directos y ganó un 68 % de puntos con el primer servicio y un 41 % con el segundo. Incluso le mejoró en golpes ganadores (25 a 24) y produjo una irrisoria cifra de seis no forzados.
La superioridad de Djokovic en el All England Club es tal que suma ya 16 victorias seguidas en el torneo. No pierde desde la edición de 2017 contra el checo Tomas Berdych.
También mejoró su estabilidad sobre la pista y tras las retiradas de Serena Williams y Adrian Mannarino, el serbio, que se había caído tres veces en su debut debido a la resbaladiza pista, mantuvo mejor el equilibrio durante el partido.
Ahora se enfrentará en tercera ronda contra el ganador del duelo entre el italiano Andreas Seppi y el estadounidense Denis Kudla.