Los Milwaukee Bucks conquistaron Phoenix (EE.UU.) este sábado con una espléndida actuación a domicilio de los de Giannis Antetokounmpo (119-123) y serán campeones de la NBA si el martes vencen en su cancha a los Phoenix Suns (2-3).
Los Bucks, que en sus vitrinas solo cuentan con el título de 1971, tendrán el martes, en casa, la opción de ganar ante su público su primer anillo en medio siglo tras arrebatar el factor cancha a los Suns.
El portentoso triunfo de los de Milwaukee (EE.UU.) se basó en el fantástico rendimiento de su trío estelar: Giannis Antetokounmpo (32 puntos, 9 rebotes, 6 asistencias), Khris Middleton (29 puntos y 7 rebotes) y Jrue Holiday (27 puntos y 13 asistencias).
Los tres estuvieron implicados en la jugada clave de la noche.
Tras dominar el partido con mano firme desde el segundo cuarto, los Bucks se encontraron con los Suns a un punto (119-120) y con posesión local a falta de solo 29 segundos.
El balón fue para Devin Booker, pero Holiday se lo arrebató y le regaló un tremendo alley-oop al contraataque a Antetokounmpo, que además recibió un libre adicional.
El griego falló desde la personal, pero agarró su propio rebote y Middleton sentenció en los libres.
Después de cuatro victorias locales en los cuatro primeros partidos, los Bucks, que perdían 2-0 en estas Finales, se coronaron a domicilio en un duelo de gran artillería ofensiva (los dos equipos por encima del 55 % en tiros de campo) y supieron controlar el rebote (37 con 11 ofensivos, frente a 35 de los Suns).
Devin Booker anotó 40 puntos, pero se encontró demasiado solo en la ofensiva de los Suns durante la mayor parte de la noche.
Hasta el desenlace, los locales echaron en falta la mejor versión de Chris Paul, sobre el que circulan rumores sobre sus problemas físicos.
No obstante, el veterano base acabó con 21 puntos y 11 asistencias y fue clave para intentar una remontada que, al final, resultó imposible.
El quinto partido contó con la emoción de las grandes citas, polémica arbitral, un estupendo ambiente en Phoenix y un espectador de lujo en primera fila: LeBron James.