El esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma) hizo honor a su reciente titulo de campeón olímpico contrarreloj y a su condición de doble ganador de la Vuelta con un monumental triunfo en la crono inicial disputada en Burgos sobre un recorrido de 7,1 km que le permitió volver a enfundarse el maillot rojo un año después. Roglic, de 31 años, estuvo implacable, arriesgó y cumplió el pronóstico que le daba vencedor.
Con un tiempo de 8.32 minutos, a una media de 49,8 km, quitó a última hora el caramelo de la boca al español Alex Aranburu (Astana), el hombre sorpresa de la crono, superado in extremis por 6 segundos.
No tuvo piedad Roglic. Hundió las ilusiones del ciclista guipuzcoano, quien vio desde la silla caliente cómo el doble campeón de la Vuelta entraba como una exhalación en la meta, superando un registro que aguantó casi toda la tarde. La tercera plaza fue para oro esloveno, Jan Tratnik (Bahrain), a ocho segundos.
Ambicioso como siempre, Roglic empezó marcando territorio en una crono en la que no hubo destrozos, pero sí algunas diferencias preocupantes para sus rivales directos.
Enric Mas aguantó bien el tipo cediendo 15 segundos. El balear, quien a punto estuvo se caerse, fue el mejor de la lista de candidatos. Adam Yates, ‘Supermán’ López, Sivakov y el ecuatoriano Richard Carapaz entraron en un segmento de cinco segundos, y Alejandro Valverde y el colombiano Egan Bernal, en principio el gran rival de Roglic, a 27. No tuvo su mejor tarde Mikel Landa, quien se dejó en la crono 39 segundos.
Aranburu sorprende con un gran registro.
La Catedral de Burgos, en su VIII centenario, prestó su grandiosa belleza para lanzar y recibir la crono. Entre medias poco más de 7 kms 7.100 metros que se iniciaban con el ascenso al castillo antes de entrar en el centro de la ciudad.
Pocos quisieron arriesgar más de la cuenta, ninguno quería perder la Vuelta el primer día. Adam Yates (Ineos) fue el primer candidato lanzarse por la rampa de la Catedral de Burgos, por petición propia, ya que tenía prisa irse 'lo antes posible al hotel y descansar'.
Aún estuvo unos minutos en la silla caliente. Justo hasta que llegó el guipuzcoano Alex Aranburu marcando 8.38 minutos, a más de 48 por hora. El corredor de Ezkio-Itsaso, de 25 años, estuvo mucho tiempo en la sala de la esperanza, nervioso porque volaba en su mente la posibilidad de estrenar la roja. Ya había llegado Mikel Landa, a medio minuto de Aranburu,; luego el campeón de España Ion Izagirre, a 17, incluso Valverde, a 21.
Nadie le movía del trono provisional a Aranburu, serio, inquieto, expectante ante la salida de los grandes nombres de la Vuelta, los únicos que le podían despertar de un sueño que se le presentó de improviso.
Roglic no pedona.
El listón estaba alto, los aspirantes a desbancar a Aranburu debían volar en el ascenso al castillo y arriesgar por el casco urbano y monumental de Burgos, muy animado a pesar del calor y por la presencia de curiosos turistas que no se esperaban la fiesta del ciclismo en torno a la catedral Patrimonio de la Humanidad.
Los grandes nombres iban saliendo por la rampa roja del templo gótico. Algunos nombres inesperados se colaban entre los mejores, como el neozelandés Scully, el checo Cerny e incluso el esloveno Tratnik, pero Aranburu seguía sin quitar ojo al televisor.
Enric Mas dio el susto. Su bicicleta serpenteó por momentos, pero aguantó el tipo el sexto clasificado en el Tour. Carapaz y Bernal enseguida mostraron debilidad. No iban a superar a Aranburu. Solo quedaba por llegar el patrón de las dos últimas temporadas: Prinoz Roglic.
Y llegó volando Roglic, bien acoplado en su máquina de crono, motivado tras el oro olímpico. Levantó de la silla a Aranburu y luego los brazos en un podio con la entrada de la catedral a sus espaldas. En el anochecer de Burgos celebró su sexta victoria en la Vuelta, tal vez la que le impulse al tercer triunfo absoluto consecutivo.
El ciclista de Zagorje, retirado en el Tour y aliviado en sus penas con el oro en Tokio, ya sueña con el triplete en Santiago de Compostela, donde le espera otra crono, pero más larga, de 33 km.
Roglic lanzó el primer aviso. Viene a ganar, sin contemplaciones. Monumental estreno en un escenario de ensueño.