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El París Saint-Germain se abonó a la eficacia, a guardar la ropa ante el chaparrón del Manchester City y esperar a que los fogonazos de sus estrellas le dieran la primera victoria europea, por 2-0, que revalida el buen inicio de temporada que está protagonizando.

Un triunfo que da fe al proyecto, aunque sigue sin encontrar un buen juego y estuvo a merced de un voluntarioso pero ineficaz City, que, pese a su dominio, se encontró con un inspirado Donnarumma.

El duelo que sirvió de reencuentro entre Lionel Messi y Pep Guardiola cayó del lado del argentino, por mucho que el español pueda presumir de que su equipo mereció mejor suerte, mientras que la Pulga maquilló con su primer tanto como parisiense una prestación mediocre.

El partido rodó al ritmo asfixiante que impone el City y las estrellas parisienses, que de nuevo completaron el tridente bautizado ya como la NMM (Neymar, Mbappé, Messi), solo aparecieron a pinceladas, como les gusta a los genios.

El PSG se defendió como pudo y contó con un inspirado portero Donnarumma, que jugó su primer partido en la Liga de Campeones y que no hizo que el Parque de los Príncipes añorara al costarricense Keylor Navas.

La maquinaria inglesa, sin embargo, no estuvo acertada de cara al gol, pese a que Mahrez y De Bruyne desarbolaron en muchas ocasiones la zaga francesa.

El equipo de Mauricio Pochettino supo sobrevivir y se llevó la victoria gracias a un gol tempranero de Idrissa Gueye y otro en el tramo final de Messi.

Un buen ejemplo de la temporada del PSG, que se nutre de sus segundas espadas a la espera de que brillen con más fuerza sus galácticos.

Porque hasta el gol del argentino, la prestación del tridente había dejado mucho que desear. Neymar desdibujado, Messi desaparecido y solo Mbappé aportó algo de picante con su velocidad y potencia.

Pero fue de nuevo un obrero, el senegalés Guaye, quien abrió el marcador, un pulmón que sacó el pincel en el 8 para llevar a la escuadra de Ederson una jugada que inició Messi, aceleró Mbappé y marró Neymar antes de que el senegalés obtuviera el premio.

Lleva ya 4 en los últimos seis partidos del PSG, que está sobreviviendo con la aportación de los jugadores menos esperados, Ander Herrera, Julian Drexler, Archaf Hakimi o Mauro Icardi.

El City buscó con ahínco el empate y en el 26 solo un milagro impidió que lo lograra, tras estrellar dos veces el balón en el larguero en la misma jugada, una Sterling y otra Bernardo Silva.

Luego empezó el festival de Donnarumma, que fue taponando los boquetes que el City, casi siempre Mahrez y De Bruyne, iban abriendo en la defensa.

Los franceses se asomaron en un par de ocasiones al área de Ederson, siempre con arrancadas de genio de Mbappé, que en dos ocasiones sirvió desde la izquierda, la zona del desaparecido Neymar. Una para Ander Herrera, cuyo disparo desde la frontal del área fue bien respondida por el meta visitante, mientras que la segunda no alcanzó a rematarla a bocajarro Marquinhos.

El colegiado, el español Carlos del Cerro Grande, sancionó con amarilla una dura entrada de De Bruyne a Guaye, para la que los franceses pidieron más castigo.

El guión no cambió en el descanso y Donnarumma siguió manteniendo en pie a su equipo ante los arreones de Sterling y De Bruyne, a la espera de que despertaran por alante.

Neymar hizo un amago en el minuto 65 y 9 más tarde apareció Messi, que inició una contra, se apoyó en una genial pared de espuela de Mbappé y llevó el balón a una escuadra de Ederson.

Es el séptimo gol que Messi marca a Guardiola, más que ningún otro jugador.

Solo entonces decayó el empuje del equipo inglés, que se resignó a marcharse de París de vacío, su primera derrota en los siete últimos duelos fuera de su estadio en Liga de Campeones y la primera en fase de grupos desde 2018.