El Barça no brilló, pero la puesta en escena del primer partido de Xavi Hernández en el banquillo explicó un cambio de forma de hacer y un incremento en el estado de ánimo del equipo azulgrana, que se vio confirmado con el triunfo por 1-0 ante el Espanyol en el Camp Nou con un gol de Memphis Depay de penalti nada más empezar el segundo tiempo.
Si la era Guardiola se inició con una derrota por 1-0 ante el Numancia, la de Xavi lo ha hecho con un triunfo en un derbi barcelonés en el que hubo unos primeros indicios de lo que pretende hacer este Barça: dominar al rival con la posesión de la pelota, hacer una presión alta e incrementar la intensidad del juego.
La primera ocasión de gol del partido llegó con una volea de Memphis desde la frontal del área en el minuto 3 que Diego López atrapó sin demasiados apuros. El dominio del balón fue desde el principio completamente del Barça, que lo movió de un costado a otro ante un Espanyol cerrado, imponiendo la forma de entender el fútbol de Xavi, que fue coreado por el Camp Nou en varias ocasiones.