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El Real Madrid pasó de los silbidos que despidieron a los jugadores al descanso, tras un primer acto plano y sin ideas, a la ovación con la que la afición madridista premió la reacción, el reencuentro con la pegada desatada de nuevo desde un zurdazo de Marco Asensio, para tumbar al Alavés y recuperar la esperanza de cara a una remontada europea ante el PSG.

Las derrotas en partidos señalados son golpes directos a la autoestima de un equipo. El Real Madrid necesitaba recuperar confianza perdida, alejarse de las dudas mostradas desde el inicio del año, afinar puntería. Las consecuencias del duelo de París quedaron reflejadas en el primer acto, pero su último partido de local en el estadio donde buscará una noche mágica con remontada, acabó dejando buenas sensaciones gracias a los goles.