El Manchester City alcanzó los cuartos de final de la Liga de Campeones tras cumplir un trámite frente al Sporting (0-0), incapaz de alterar lo más mínimo la eliminatoria tras el inalcanzable 0-5 de la ida a favor del equipo dirigido por Pep Guardiola.
No hubo ni el más mínimo atisbo de rebeldía en las filas del conjunto portugués. Sabía de antemano que se encontraba ante una misión imposible. Necesitaba un milagro que jamás llegó y que no sorprendió a nadie. Y Guardiola tampoco se habría dejado, porque él y sus jugadores se tomaron el partido en serio.
El Manchester City siempre controló el duelo, jamás bajó los brazos y, aunque no hubo excelencia como en otras ocasiones, los hombres de Guardiola nunca dejaron alguna rendija abierta para hacer soñar a su rival. Y menos algunos jugadores que pelean por hacerse con un hueco en el once cada partido. Guardiola apostó por algunos de ellos bien por obligación o bien por simple elección.
Por ejemplo, dio la titularidad a un joven lateral derecho de 19 años, Conrad Jaden Egan-Riley, que apenas había disputado con anterioridad un partido oficial en las filas del Manchester City. La ausencia de Kyle Walker, que cumplió el segundo de sus tres partidos de sanción, le abrió la puerta de la titularidad.
Además, Guardiola colocó al ucraniano Oleksandr Zinchenko para sustituir a Joao Cancelo, tocado tras el duelo frente al United del pasado fin de semana. Ilkay Gündogan sentó a Kevin De Bruyne, amenazado de sanción; Fernandinho entró por Rodri Hernández y Gabriel Jesús y Sterling jugaron arriba por Mahrez y Grealish.
En total, seis novedades respecto al pasado fin de semana que carburaron con precisión durante todo el choque. Sin alardes, pero con un control total, la primera parte pasó tediosa, con pocas ocasiones en un monólogo 'citizen' a medio gas que bastó para pasar de pantalla hacia la siguiente fase. Sólo Phil Foden, casi a la media hora, y Sterling, al borde del descanso, probaron a Antonio Adán, que salvó a sus compañeros de marcharse al vestuario por detrás en el marcador.
En la reanudación no cambió la historia. El City siguió a lo suyo. Incluso pisó un poco más el acelerador y, casi nada más salir de los vestuarios, abrió el marcador por medio de Gabriel Jesús, que se quedó sin celebración cuando el árbitro anuló su tanto por fuera de juego.
El Sporting tampoco pudo revertir la situación. Siguió detrás de la pelota. Casi nunca la tuvo y, sólo algún fogonazo de Pablo Sarabia permitió inquietar a Ederson. El medio español dejó algún destello y un buen centro en una falta que estuvo a punto de hacer bueno Bruno Tabata.
No hubo nada más. Ni en un lado ni en otro. El 0-5 de la ida fue una losa demasiado pesada para el Sporting y un marcador demasiado generoso para el City, que, prácticamente a medio gas, alcanzó la siguiente fase de la Liga de Campeones.