Una décima liga francesa que no oculta una profunda decepción. El París Saint-Germain certificó este miércoles su victoria en el campeonato galo, que ha dominado de principio a fin, pero que no sirve para mitigar la eliminación en octavos de final de la Liga de Campeones ante el Real Madrid.
A falta de cuatro jornadas para que acabe la liga, las cuentas le salen ya al equipo de la capital, que puede comenzar a pensar e la próxima temporada, que estará marcada por dos grandes incógnitas: la continuidad del entrenador, Mauricio Pochettino, y de la estrella Kylian Mbappé.
El título era una evidencia desde hace semanas por la enorme ventaja que ha ido atesorando con sus rivales y quedó solo visto para sentencia tras el triunfo del pasado domingo en el 'clásico' contra el Olympique de Marsella, su principal oponente.
Solo faltaba ponerle fecha y acabar con este periodo en el que el PSG se mueve en tierra de nadie. Había que certificar el décimo título de su historia, el octavo desde que en 2011 fue adquirido por un fondo soberano catarí.
Es poco bagaje para un equipo que presumía de tener la mejor plantilla del mundo, con las incorporaciones de Sergio Ramos, Achraf Hakimi, Gianluigi Donnarumma, Georginio Wijnaldum y, sobre todo, Lionel Messi, ganador de siete balones de oro, que se sumaron a nombres como Mbappé, Neymar, Ángel di María o Marco Verratti.