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No hubo un futbolista en el campo con más ganas que Luis Díaz. No hubo un jugador con más arrojo a la hora de encarar, de buscar al Villarreal y de intentar que la pelota llegara a la red. El colombiano hizo uno de sus mejores partidos con el Liverpool y fue la gran pesadilla de Juan Foyth y los suyos.

Se quedó sin el gol, pero no había nadie más sonriente que Díaz al final del partido. Enfundado en un largo abrigo del Liverpool, al colombiano lo abrazaba Rhys Williams, uno de los canteranos del equipo, mientras Jürgen Klopp iba uno a uno dando las gracias a sus jugadores.