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El Eintracht Frankfurt continúa su idilio con la Liga Europa y este jueves, con la inercia de haber eliminado hace unos días al Barcelona, sorprendió al West Ham United en su feudo para irse a Alemania con una ventaja más que interesante de 1-2 en las semifinales del torneo.

El conjunto alemán se impuso gracias a un tanto a los 50 segundos de Ansgar Knauff y a otro de Daichi Kamada en el m.54, después de que los 'Hammers' empataran por medio de Michail Antonio en el 21 y estuvieran a punto de rescatar el 2-2 en el descuento con una chilena de Jarrod Bowen al larguero.

Los germanos buscaban la venganza por las semifinales de la Recopa de Europa en 1976, cuando cayeron ante los londinenses, y salieron a por ello. Ni un minuto le duró al West Ham la compostura de disputar sus primeras semifinales en más de 50 años. A los pocos segundos, el colombiano Rafael Santos Borré agarró una pelota en el pico del área, se movió hacia el interior y sacó un centro cerrado al espacio entre los centrales y el lateral. Los 'Hammers' estaban descolocados y ese espacio lo defendió Pablo Fornals, al que le comió la tostada Knauff para rematar a placer contra Areola.

El London Stadium se silenció durante un momento, mientras las banderas blancas y negras del Eintracht ondeaban, pero pronto rugió de nuevo. No había tiempo para lamentaciones. Habían esperado medio siglo para que llegara este momento y no podían perder el tiempo quejándose.

El equipo de David Moyes comenzó a carburar, sin grandes alardes, pero empezó a meter miedo a los alemanes, que tampoco defendían como los ángeles. Los del austríaco Oliver Glasner concedían demasiados espacios y cerraban demasiado arriba, lo que les costó un miniinfarto cuando Bowen, solo delante de Kevin Trapp, definió al palo. El portero la rozó lo justo para desviarla, pero la suerte no duraría mucho.

En una falta lateral, pasado el minuto 20, Manuel Lanzini buscó el segundo palo, donde Kurt Zouma cruzó la pelota para que Rice y Antonio entraran como toros. Fue el jamaicano el que contactó con la bola que, con suspense, entró en la portería alemana.

El 1-1 calmó al West Ham, que no se volvió loco y empezó a jugar con el resultado y a contemporirzar. La defensa alemana invitaba a ello, invitaba a pensar que con madurar el partido, las ocasiones llegarían por sí solas por la mayor calidad inglesa. Y ahí estuvo una volea desde fuera del área que se le escapó al checo Tomas Soucek y un par de llegadas nerviosas a la frontal.

Lo que no se esperaba el West Ham es que el talento germano reluciría también. Fue una jugada de segundos, una combinación limpia, bonita y efectiva. En un movimiento veloz, el suizo Djibril Sow se quedó delante de Alphonse Areola, que hizo una parada increíble abajo, pero no pudo retener la pelota. Esta le cayó a Kamada, que a puerta vacía marcó el 1-2. Pidieron fuera de juego los ingleses, pero el VAR lo desestimó. Muy justo, pero no lo hubo.

Al West Ham se le puso cuesta arriba y tuvo que volcarse. A ello ayudó un Eintracht impreciso y partido entre el medio y la defensa, al que pillaron con excesiva facilidad para la ventaja que tenían los alemanes. Llegó un disparo al palo de Benhrama, uno fuera de Fornals y un par de contraataques infructuosos de los ingleses, antes de que Kamada rozara sentenciar la eliminatoria con un remate que tocó en Dawson y se marchó a la madera.

Perdonó el japonés y estuvo a punto de pagarlo cuando Bowen conectó, en el último minuto de partido, una chilena que escupió el larguero y que pudo ser el mejor tanto de la competición.

Con el 1-2, el Eintracht tiene una oportunidad inmejorable para sentenciar en Alemania y disputar en Sevilla su primera final europea desde que conquistaran la Copa de la Uefa en 1980. Para el West Ham es la ocasión de remontar y volver a una final europea 56 años después.