Sin la firma de Erling Haaland en los goles, disfrazado de asistente, con la aparición mágica de Kevin De Bruyne y los tantos de Gündogan y Foden, el Manchester City ya comanda la clasificación de la Premier League, sin rival en un Bournemouth bisoño, siempre superado en el Etihad.
Ya vuela el City en la Premier, líder tras su primera goleada del curso, sin dificultades para superar un planteamiento defensivo y con la fortaleza de no encajar un solo tanto en dos jornadas. Mientras afina la máquina de Pep Guardiola, el centro de atención es el noruego Haaland. Sin gol tras su estreno con doblete. Acoplando su forma de moverse en el tridente 'citizen', creando nuevas asociaciones con compañeros.
De pronto se convierte en asistente, fijando con la fortaleza que le da su corpulencia al central rival para asociarse en pared con el germano Gündogan y ponerle en bandeja el primero; como digiere la rabia del 'matador' que no recibe el pase de gol a puerta vacía cuando un compañero peca de egoísmo. Lo hizo Foden para enfado y gestos de queja de un devorador del gol que dejó escapar una de esas fechas propicias para engrosar la que se espera larga lista de tantos en su estreno en el fútbol inglés.
No tuvo historia un duelo desigual en el que el Bournemouth nunca propuso y no encajó una goleada de escándalo por su portero Travers, que respondió pese a los cuatro goles, a la llegada de competencia con Neto. La gran imagen del día de regreso, con un triunfo ante el Aston Villa que le da calma a la hora de encarar tres duelos de máxima exigencia, Arsenal y Liverpool tras el examen del campeón, se desplomó.
Sin capacidad de respuesta ante el vendaval del City. Intentando mantenerse en pie primero y no salir escaldado tras recibir tres tantos en el primer acto. Ya había avisado el español Rodri con un testarazo, el argelino Mahrez con un disparo esquinado y la acción de en la que Foden no vio a Haaland, cuando el gigante noruego diseñó la jugada que hacia imponerse la lógica. Era el minuto 19 y el Bournemouth ni sabía desde donde le venían.
Apenas dejaría un disparo a la portería del brasileño Ederson en una tarde plácida que se iluminaba con una genialidad del belga De Bruyne. Tras robo de Rodri en la sala de máquinas, recibió pegado al costado de derecho, lanzó una carrera directo a portería rival con amagues a rivales con el cuerpo y, encimado, inventó un golpeo de exterior ajustado al palo. Caviar futbolístico de un jugador que dominó el duelo.
Fue el que también castigó un exceso de inocencia en uno de los pocos ataques del Bournemouth. No le invitó a tomar riesgo alguno. Una perdida en banda izquierda Stacey fue respondido con un contraataque letal. De Bruyne aceleró, filtró el pase al espacio y le regaló a Foden el tercero.
Haaland prosiguió sin éxito con su búsqueda del gol. Un zurdazo acrobático que sacó el portero rival arriba, incansable en los desmarques hasta ser sustituido. Guardiola reservó fuerzas de jugadores importantes y Travers evitó una goleada mayor con paradas decisivas a De Bruyne y Walker hasta que nada pudo hacer en el cuarto. Lerma mandaba dentro de su portería un centro potente de Cancelo de esos que si no encuentra el remate de un compañero puede rebotar en cualquier rival.