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El Manchester United sufre una tormenta perfecta, tremenda, de efectos impredecibles para un club de tanta dimensión y el proyecto recién estrenado de Erik Ten Haag, colista, sonrojado, doblegado y desnortado en su visita al Brentford, que provocó un desastre total en el grupo de Cristiano Ronaldo, Christian Eriksen o Bruno Fernandes con un 4-0 en 35 minutos que desató un increíble error de David de Gea.

No fue un accidente el 1-2 contra el Brighton de hace una semana en Old Trafford. Tampoco fue una casualidad el declive del equipo en el tramo final del pasado ejercicio. No hay ni un solo aspecto que reconozca al actual Manchester United con su historia. Ni rastro. Tampoco de su capacidad millonaria, por más inversión que haya hecho en el último mercado.

Es un despropósito. Los rostros de impotencia, frustración o desesperación delatan una deriva desproporcionada a su plantilla, a fechas tan tempranas y a la expectación que debía despertar su nuevo ciclo. Y a la vista el próximo lunes ya asoma el Liverpool.