Jesús Herrada (Cofidis) tiró de astucia y experiencia para lograr la segunda victoria española en la Vuelta 2022, en la séptima etapa, disputada entre Camargo (Cantabria) y Cistierna (León), de 190 km, en la que retuvo el maillot rojo de líder el belga Remco Evenepoel (Quick Step).
En un final con intriga, Jesús Herrada, de 32 años, fue el más rápido entre los cinco corredores que se disputaron la gloria al esprint. Inició a cola de grupo la recta de meta, supo refugiarse del viento, agazapado, y saltó en el momento oportuno para ponerse en cabeza y levantar los brazos para celebrar su segundo triunfo en la Vuelta, dos días después de que Marc Soler rompiera en Bilbao una sequía española de 121 jornadas sin ganar en las grandes.
Herrada, que acabó sentado en el suelo llorando, pleno de emoción, firmó la hazaña con un tiempo de 4h.30.59, a una media de 42,1 km/h, por delante del italiano Samuele Battistella (Astana), excampeón mundial sub'23, y del británico Fred Wright (Bahrain). El pelotón, con el irlandés Sam Bennett al frente, cruzó la línea a 29 segundos.
Día de transición para los hombres de la general, reservados para las dos próximas etapas de montaña en Asturias, donde se han citado para la gran batalla. Evenepoel entrará en la etapa reina del sábado con el bastón de mando bien agarrado. Aventaja en 21 segundos al francés Molard y en 28 a Enric Mas. Primoz Roglic y Juan Ayuso cierran el 'top 5' a más de un minuto.
HERRADA CORONA SAN GLORIO Y EL TREK TENSA EL PELOTÓN
Jornada de media montaña que unía Cantabria y León a través del puerto más largo de la presente edición, San Glorio, único aliciente orográfico después de la explosión de la víspera en Pico Jano. Un día para la fuga, que no tardó en formarse con seis hombres: Jesús Herrada, Wright, Battistella, Goldstein, Sweeny y Janssen.
Etapa rápida de inicio, cubriendo en la primera hora 46 km. La fuga fue creciendo hasta alcanzar una ventaja máxima de 5 minutos en las inmediaciones San Glorio, donde el Trek mandó un claro mensaje tensando el ritmo en cabeza con Kenny Elissonde y Juan Pedro López al frente. Los escaladores del equipo estadounidense trabajaron para hacer selección en favor de las opciones de victoria de etapa de Mads Pedersen.
El campeón del nundo danés que sucedió a Valverde en el palmarés del arcoíris en 2019 anda loco por ganar en la Vuelta. En la subida quedaron descolgados dos de los mejores esprinters, Ackerman y Merlier. Terreno casi expedito, pero la meta aún quedaba lejos, y el sexteto, que perdió a Goldstein, no iba a tirar la toalla.
Herrada probó su ambicioso proyecto en solitario coronando San Glorio en cabeza y lanzándose a bloque en el descenso. El ciclista español, con ganas de subir al podio, lanzó su carta con valentía ya en la vertiente leonesa de la etapa, con 60 km a meta de perfil llano y descendente. Para volar. Una premonición de lo que sucedería más tarde.
EL PELOTÓN SE ENTREGA Y HERRADA ABRAZA LA GLORIA
El grupo principal pasó la cima a 2.45 minutos, con el Trek de locomotora y el Quick Step al acecho cuidando al líder, Remco Evenepoel, siempre atento. Herrada recibió la visita de sus compañeros de fuga, cada vez menos convencidos de que su sueño de llegar a Cistierna se pudiera hacer realidad. De repente, un parón en el pelotón reavivó las esperanzas.
Un parón inocuo para los hombres de la general, interesante para la fuga y nocivo para los aspirantes a llegar al esprint, razón que obligó a ponerse el mono de trabajo a equipos como el Arkéa y BikeExchange, ilusionados en propiciar una oportunidad a dos importantes aspirantes en caso de final veloz, el británico McLay y el australiano Groves.
Cinco contra el resto. Emoción garantizada. ¿La victoria estaba en la fuga o en el pelotón?. Cuestión por resolver aún a 15 km de meta, con los dos sectores en disputa separados por menos de minuto y medio. Una auténtica cacería sin compasión, a ritmo frenético, un día más con adelanto sobre el horario previsto.
A veces la lógica no se impone ante el trabajo conjunto e ilusionado de una minoría. Este fue el caso. El quinteto siempre se entendió y por eso llegó a la recta de meta en disposición de discutir la victoria entre sus componentes. Entonces nadie conocía ya a nadie. Empezaron las miradas, los marcajes. Nadie quería lanzar la primera piedra.
Se animó Janssens desde lejos, se lanzó Wright con determinación y Jesús Herrada apareció desde atrás para ponerse al frente y saltar la banca. El triunfo de la astucia, de la veteranía, de saber rematar en el lugar y momento oportunos.
El doble campeón de España terminó en el suelo, solo derrotado por la satisfacción que da la victoria. 'No hay palabras, he soltado toda la tensión, ganar cuesta mucho, es un sentimiento de emoción', acertó a resumir.
Este sábado se disputa la octava etapa, entre Pola de Laviana y el Collado Fancuaya, de 153,4 km.