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En un partido vibrante, la diferencia fue Harry Kane. Un delantero total, que distribuye, controla, regatea, remata y, sobre todo, golea con una facilidad al alcance de pocos; capaz de superar la fenomenal actuación de Dean Henderson, el portero del Nottingham Forest, con un gol en el minuto 5 y otro en el 80 para mantener la presión del Tottenham sobre el liderato del Arsenal, dos puntos por encima.

Primero, al contragolpe, cuando el conjunto londinense atravesaba por primera vez hacia el campo rival, necesitó sólo dos toques tras un pase de Dejan Kusulevski para batir a Dean Henderson en el 0-1. El primero fue para controlar y conducir al mismo tiempo, el segundo fue para conectar su pie derecho, su tiro cruzado, con la red de la portería contraria, para tomar la iniciativa en una tarde comprometida para su equipo, que sufrió para ganar.

Porque, en el recorrido hacia el triunfo, allá por el minuto 55, el goleador inglés sintió la frustración del penalti que le adivinó y le despejó Dean Henderson. Ya ha parado dos en esta campaña el ágil guardameta cedido por el Manchester United, que se lanzó para repeler el derechazo propuesto por Harry Kane y para mantener vivo a su equipo en el encuentro, en el que transmitió mucha presencia ofensiva, pero poca eficacia en el área.