Dos jugadores que marcarán los éxitos de la temporada del Manchester City, Kevin de Bruyne y Erling Haaland, castigaron con dos asistencias y un gol, respectivamente, a un Wolverhampton Wanderers al que de poco le sirvió la valentía en un partido que ya perdía a los 54 segundos y que disputó en inferioridad numérica una hora, por la expulsión de Collins.
La seguridad defensiva que exhibían los Wolves se desplomó en la visita del líder. Apenas habían encajado cuatro tantos en seis jornadas de Premier y recibió tres de un City que disfrutó de una cita plácida, con tiempo para levantar el pie del acelerador y regular fuerzas.
Se lo permitió su arranque. Encontrando grietas donde había solidez gracias a la visión de De Bruyne que trazó una acción en la que cayó a banda para poner un caramelo a la llegada de Grealish que marcaba a los 54 segundos. Cualquier planteamiento de partido del portugués Bruno Lage se desplomó a las primeras de cambio.