Las selecciones de Inglaterra y de Alemania recuperaron las buenas sensaciones para afrontar el tramo final de la preparación para el Mundial de fútbol de Qatar, tras firmar este lunes un empate (3-3) en Wembley, en un choque vibrante en el que locales y visitantes, tras una gris primera parte, se desmelenaron en la segunda mitad.
Conscientes, tras los últimos malos resultados, de que un nuevo tropiezo podría enrarecer el ambiente a menos de dos meses para el inicio del Mundial de Qatar, tanto Inglaterra como Alemania afrontaron el duelo pensando más en minimizar los errores que en buscar la portería rival.
Pero si el conjunto germano se defendió acaparando el balón, como demostró el más del 60 por ciento de posesión que acumulaban los de Hans-Dieter Flick superado el ecuador de la primera mitad, el equipo inglés no dudó en protegerse refugiándose en las inmediaciones de su área en espera de poder sorprender al contragolpe.
Un planteamiento que a punto estuvo de salirle bien a los de Gareth Southgate a los 25 minutos de juego en una galopada de Sterling tras un sensacional pase en largo de Luke Shaw.