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Las autoridades de Indonesia suspendieron este martes de por vida a un directivo y al responsable de seguridad del club de fútbol Arema debido a la estampida en su estadio en la ciudad de Malang (oeste), en el que murieron al menos 125 personas.

Erwin Tobing, del comité disciplinario de la federación de fútbol indonesia, anunció en rueda de prensa la suspensión del jefe ejecutivo del club, Abdul Haris, por ser responsable de la logística y al jefe de seguridad Suko Sutrisno del estadio Kanjuruhan.

La tragedia ocurrió el sábado por la noche después de que miles de aficionados del Arema irrumpieran en el campo del estadio tras una derrota 2-3 ante el Persebaya Surabaya y se enfrentaran a la policía, que provocó una estampida al disparar gases lacrimógenos.

Previamente, los organizadores acordaron que los hinchas del Persebaya no acudieran a este partido para evitar incidentes violentos, habituales en el fútbol indonesio.

Sin embargo, tras no perder en casa contra el Persebaya Surabaya en más de 20 años, los hinchas del Arema saltaron al campo de juego, lo que desencadenó una serie de incidentes que terminaron con la muerte de al menos 125 personas, incluidos 33 menores de entre 4 y 17 años y dos policías, además de unos 300 heridos.

Ante el aumento de la violencia, la policía que estaba en el campo respondió cargando con porras y lanzando gas lacrimógeno, lo que hizo cundir el pánico entre los aficionados que huyeron en masa hacia las salidas del estadio, algunas de las cuales estaban cerradas.

La mayoría de las víctimas fallecieron por asfixia, traumas o pisoteados, según indicaron fuentes hospitalarias y testigos.

En su reglamento, la FIFA prohíbe el uso de los gases lacrimógenos dentro de los campos de fútbol debido a su peligrosidad en estos entornos.

Algunos hinchas provocaron destrozos y llegaron a quemar vehículos policiales en una situación calificada de 'anárquica' por las fuerzas de seguridad.

El Gobierno de Indonesia se ha comprometido ha esclarecer las causas del suceso, calificado como la peor tragedia en el fútbol indonesio y unos de los peores episodios en este deporte jamás registrados en todo el mundo.