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El Milan supo rehacerse este sábado de la derrota ante el Chelsea (3-0) en Liga de Campeones ante un Juventus que cae a la octava posición en la Serie A, a siete puntos del liderato, tras un partido en el que volvió a evidenciar una falta clara de ideas colectivas y en el que quedó a merced del conjunto milanista.

El Giuseppe Meazza acogió el duelo de la jornada, un choque de dinámicas tras los compromisos continentales. La 'Vecchia Signora', aunque con dudas en el tramo final, se impuso al Maccabi Haifa israelí y llegó a Milán con el objetivo de mantener la dinámica ante un conjunto 'rossonero' herido, que sin embargo supo reencontrarse con la victoria para escalar puestos en la tabla.

Empezó mejor el duelo el equipo turinés. Allegri alineó a Milik junto a Vlahovic en la punta de ataque, en lo que hasta el momento ha sido la mejor fórmula ofensiva de los blanquinegros. El polaco fue el que desequilibró durante los primeros diez minutos la defensa del Milan, con movimientos inteligentes, con buenas combinaciones y con buenas decisiones. Rabiot acompañó desde la segunda línea para dar continuidad a las contras juventinas.

No tardó en reaccionar el conjunto que dirige Stefano Pioli. En casa y después de la imagen dada en Europa, el Milan no podía permitirse otra derrota. Con Leao y Brahim Díaz actuando más como un doble mediapunta que como extremos, y con un Pobega que fue creciendo paulatinamente, el Milan tomó el mando y empezó a dirigir a su antojo.

La 'Juve' se dejó hacer y vio cómo Leao, la estrella 'rossonera' encontró la madera dos veces en menos de quince minutos durante la primera mitad. El primero después de inventarse un tacón dentro del área pequeña, el segundo con un disparo desde fuera del área. No destacó el luso por un buen partido, y aún así creó él solo dos ocasiones claras que no estuvieron acompañadas con buena fortuna.

Una buena fortuna que sí tuvo Tomori para abrir el marcador. El central inglés vio cómo Giroud definía desde fuera del área y el balón se chocaba con su cuerpo justo delante de la portería, dejándolo muerto, con Szczesny ya vencido, fácil para poner el 1-0 en el descuento del primer acto, un momento clave.

Pocos minutos después de la reanudación llegó el segundo y definitivo de la noche para el Milan. Esta vez a cargo de un Brahim que aprovecha cada oportunidad que le da su técnico. Vlahovic bajó a recibir y realizó una mala entrega que condenó a su equipo, abierto e ese momento para crear espacios en salida de balón.

Arrancó en campo propio Brahim, esquivó a Bonucci, saltó la entrada de Milik y se plantó en área rival, un mano a mano con el meta polaco del que salió victorioso. Celebró el Meazza, que se rindió al tanto del español, un golazo que también reconocieron sus compañeros.

La 'Juve' no supo qué hacer para reponerse. De nuevo salió a relucir la versión de un equipo perdido, sin una idea colectiva clara, encomendado a los brotes de calidad individuales y que queda a merced del rival sea cual sea su plan o estilo de juego. La entrada de Kean, si bien agitó en buena medida el partido, no fue suficiente para reabrir el choque.

Otro partido que el Juventus, tras un buen inicio, deja en manos de su adversario. En algunas ocasiones funciona, pero si el rival, como en este caso, es de un nivel superior y es capaz de hacerse sólido en defensa, no puede hacer más que resignarse a ver cómo se pierden los puntos y los puestos en la tabla.