Ya no es invencible el Manchester City ni tampoco es infalible Erling Haaland, doblegados por el golazo de Mohamed Salah, que controló un balón incontrolable para la mayoría de los futbolistas de su portero Alisson, ganó con el cuerpo y la recepción a la media vuelta de la pelota al inocente Joao Cancelo y corrió, corrió y corrió hacia el otro área, donde definió el gol y la victoria del Liverpool frente a Ederson (1-0).
La jugada realzó y reivindicó a un futbolista magnífico, pero también señaló al lateral portugués, otro fenomenal jugador, mejor en el ataque que en defensa, como evidenció una acción que había surgido de una falta a favor del grupo dirigido por Pep Guardiola: Kevin de Bruyne la colgó al área, demasiado floja, a las manos de Alisson, que puso en marcha el contragolpe con el saque largo que ganó Salah a Cancelo y que supuso el 1-0 en el minuto 75, entre la apoteosis del público de Anfield, tan necesitado de una reivindicación.
Aún está a catorce puntos del liderato del Arsenal, pero alteró su dinámica reciente de tres jornadas sin ganar y gritó a todos sus adversarios que competirá hasta el final. El conjunto londinense, ganador dos horas antes frente al Leeds, salió reforzado del choque en la cima por la derrota del Manchester City, la primera vez que pierda en este curso en la Premier, después de siete triunfos y dos igualadas que terminaron en Anfield. Y sin matices.