Con un inicio de segundo tiempo arrollador, el Milán se reafirmó en Europa ante un Dinamo de Zagreb (0-4) que fue inferior y encaminó su clasificación a octavos de final de Liga de Campeones, para la que necesita puntuar ante el Salzburgo en San Siro la próxima semana después de que el equipo austríaco cediera ante el Chelsea inglés (1-2), ya clasificado como primero de grupo.
Con más madurez y eficacia que elocuencia futbolística, yendo de menos a más y conociendo ya el favorable resultado entre Chelsea y Salzburgo, el Milán saltó sin su once de gala al estadio Maksimir con la obligación, y la presión que ello implica, de ganar a un rival sobre el papel inferior que, eso sí, no puso las cosas fáciles en el primer acto, para llegar con buenas opciones de clasificar a octavos de final.
Apostó Pioli por Kalulu de lateral derecho, por Kjaer y Gabbia formando como pareja de centrales inédita en lo que va de campaña y por De Ketelaere en la media punta, prescindiendo de un Brahim Díaz que llegaba en buen estado de forma, pero con molestias tras el partido liguero ante el Monza, y de un Maignan bajo palos que sigue lesionado.Si bien es cierto que el conjunto 'rossonero' tomó la iniciativa, impuso su ritmo y fue superior, no intimidó a un Dinamo que tuvo fases en la primera parte en las que mandó y gozó de ocasiones para hacer daño. Especialmente con Ljubicic percutiendo por el carril izquierdo, atacando la zona menos protegida del Milán.