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Entre la nulidad por la que se movió Países Bajos durante 83 minutos, surgió Frenkie de Jong para inventarse un pase perfecto, remachado por la cabeza de Cody Gakpo, y crear una victoria crucial de la nada para la selección 'oranje', que disimuló las dudas con un premio seguramente excesivo, con tres puntos que lo ponen a la altura de lo que se esperaba de su debut, muchísimo más productivo en el resultado que en el juego, con el 0-2 de Davy Klaasen ya a última hora

Porque el triunfo no fue una cuestión única del pasador y de los dos goleadores, sino también del portero por el que apostó Louis Van Gaal para la titularidad, Andries Noppert, crucial antes, en dos paradas, para sostener el 0-0; y crucial después, con otra intervención, para aguantar el 1-0 con el que alcanza a Ecuador en la primera plaza del grupo A y con el que da un paso adelante visible, porque en su calendario aún está enfrentarse a la débil selección catarí.

Un golpe para Senegal, que no es sólo Sadio Mané. Si alguien había hecho méritos antes para marcar un gol había sido ella. Tampoco sin alardes. La campeona de África asumió la pérdida de su futbolista más determinante, fuera de la competición más atractiva del planeta por una lesión en el peroné, con entereza, sin atender a excusas, atrevida y valiente para abordar a Países Bajos con la presión como emblema. Lanzado arriba para contrarrestar la superioridad técnica de su adversario, para transmitir al mundo que la baja de su mejor jugador no es definitiva, pero sí trascendente. Sin él, le falta mucho talento y desborde.

Al son de los tambores de sus aficionados, que retumbaban cada instante, cada lance, en un estadio que ganó en seguidores cuando se acercó la hora del inicio, sin aproximarse al lleno, Senegal miró de frente al partido. Ni se replegó ni se lo planteó. Contragolpe a contragolpe, ataque a ataque, jamás especuló nada sobre el terreno de juego, aunque la diferencia de calidad entre uno y otro fuera evidente.

A Senegal se le percibió en cuanto abordó lo más complejo del fútbol, cuando alcanzas el borde del área, los últimos metros, cuando surge el pase, el regate o el tiro decisivo o la nada, la irrelevancia: como le ocurrió al conjunto africano en cuanto tentó la portería contrario, en cuanto profundizó por banda, en cuanto comprobó la exigencia del Mundial para crear ocasiones, cuando sintió de forma nítida que no es lo mismo sin Sadio Mané.

Cierto que Van Dijk, otro capitán sin el brazalete arcoiris 'OneLove' (aunque su idea era lucirlo días antes), tras la amenaza de tarjeta amarilla inmediata de la FIFA, se cruzó seguramente salvador con su testa para repeler el intencionado derechazo de Ismaila Sarr, o que Nathan Aké lo hizo después, tanto como que cada vez que Países Bajos propuso algo de medio campo hacia adelante, en cuanto dotó de velocidad a su transición, jugó al primer toque, detectó las dificultades defensivas de Senegal, al filo del caos por momentos.