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Una Francia plagada de suplentes firmó en el último duelo de la fase de grupos del Mundial de Qatar una triste actuación ante Túnez, que acabó logrando la primera victoria de su historia contra la antigua metrópoli, pero no fue suficiente para avanzar a octavos de final por primera vez.

Aunque en el 98 Antoine Griezmann logró un gol que durante varios minutos subió al marcador, el árbitro retrasó el final del partido para verificarlo en el VAR y acabar anulándolo, lo que condenaba a Francia a firmar su primera derrota en un Mundial desde Brasil 2014.

La selección norteafricana se contentó del triunfo, más celebrado en las gradas que en el césped, porque la victoria de Australia contra Dinamarca en el otro duelo del grupo les priva del sueño que albergaban, pendiente de un milagro que solo se produjo a medias.