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Francia baila al ritmo de Antoine Griezmann, convertido en el jugador central de su esquema, en el hombre que decide las aceleraciones y los frenazos, designa los fallos en la defensa rival y pone a los jugadores en el césped.

El futbolista del Atlético de Madrid se ha convertido en la prolongación de Didier Deschamps en el terreno de juego, en el almirante que ejecuta los planes del seleccionador, en el ejecutor del juego ofensivo.

La confianza entre el futbolista y el técnico es absoluta. Con la final de este domingo ante Argentina encadenará 73 partidos consecutivos con la 'bleu', un récord absoluto que habla de su regularidad, pero también de la estrecha relación entre ambos.

El técnico nunca ha dejado de apoyarse en el jugador. Ni siquiera en sus etapas más sombrías, cuando no lograba sacar la cabeza en el Barcelona o tras los difíciles meses de su regreso al Atlético de Madrid. Griezmann figuraba siempre en su hoja de convocados y a poco que el partido tuviera cosas en juego, nunca dejó de estar en su 'once' de salida. Griezmann y diez más.

En una selección plagada de estrellas, con mucha oferta de jugadores de elevada calidad en el ataque, Deschamps siempre ha encontrado un hueco para su favorito. En Catar le encontró acomodo en el puesto de enganche, una posición intermedia entre el centro del campo y el ataque en la que ha brillado de una nueva manera.

Griezmann dicta el juego, como ya lo hizo en Rusia, pero ahora complementa su acción con un enorme trabajo defensivo, de presión y recuperación del balón que ha sorprendido.

'Tiene dos pares de pulmones', asegura su padre, admirado como todos por el nuevo registro del 'neo centrocampista', convertido en el complemento ideal para Ousmane Debélé y Jules Koundé en el sector derecho.

Las nuevas tareas le han alejado del área y, como él mismo reconocía hace unos días, así será más difícil marcar. Las cifras cantan. En 2018 se marchó de Rusia con cuatro goles, 3,5 disparos y 3,8 balones en el área por partido.

Todavía no ha abierto su marcador en Catar, pero encabeza la lista de asistencias del Mundial, es el futbolista de Francia que más jugadas de gol genera y uno de los que más balones toca, 71 de media por encuentro.

En la final del domingo, Griezmann saltará al césped del estadio de Lusail como el segundo jugador que más balones recupera por partido, 1,16, solo superado por el argentino Lisandro Martínez y el que más pases ha completado.

Sus nuevas labores de recuperador no han mermado su aporte ofensivo. No marca, pero ha superado a Thierry Henry como el jugador con más asistencias de la historia de Francia. La 'generosidad' que se ha afianzado en esta edición.

El jugador no lo hace a contracorriente, ni considera un sacrificio trabajar más en la sala de máquinas 'por el bien del equipo', una labor que está incrementando su ya elevada popularidad entre los franceses.