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Es difícil imaginar que, en un país apasionado por el fútbol como Argentina, el público pueda abuchear a un jugador que haya levantado para la Albiceleste el trofeo de campeón del mundo alguna vez; más aún si lo hizo dos veces. Esa es la gran paradoja de Daniel Alberto Passarella.

El único futbolista albiceleste que presume de ganar dos Mundiales (1978 y 1986) y que, además, llegó a ser jugador, entrenador y presidente del River Plate, regresa este domingo al Estadio Monumental de Buenos Aires, donde en plena dictadura militar (1976-1983) fue el primer argentino de la historia en izar el ansiado trofeo.

Como doble campeón del mundo, estará en el césped de la cancha de Núñez junto a Franco Armani, único integrante de la 'Scaloneta' que milita en el fútbol local, para recibir el homenaje del graderío que se volcará con aquellos jugadores que, como él, tocaron el cielo balompédico en Argentina 1978, México 1986 y Qatar 2022 mientras vestían la camiseta 'millonaria'.

Pero, y aquí está la paradoja, una parte importante de ese público podría gritar contra el que fuera técnico de las selecciones de Argentina y Uruguay y de clubes como el Parma italiano, el Monterrey mexicano o el Corinthians brasileño.

El mismo Passarella que les dio la gloria como defensa del River Plate ganador del campeonato nacional en 1975, 1979 y 1981 y como entrenador 'millonario' triunfador de la Primera División 1989-90 y del Torneo Apertura 1991 y 1993 firmó, siendo presidente, la peor página de la historia del club porteño.

Pese a llevar a la Albiceleste a lo más alto del Olimpo balompédico junto a Mario Alberto Kempes en 1978 y a Diego Armando Maradona en 1986, muchos aficionados del River Plate no pueden olvidar que fue el presidente del descenso.