Compartir:

El primero de los tres clásicos que en un mes protagonizarán Real Madrid y Barcelona, en la ida de las semifinales de la Copa del Rey, se presenta con aroma de revancha para el madridismo tras la derrota sin oposición en la final de la Supercopa de España de enero y como una gran oportunidad de instalar la duda en el equipo de Xavi Hernández, tras dos derrotas consecutivas.