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El Arsenal tiene aura de campeón. Aunque aún siente la presión del Manchester City, su fútbol emana tanta perfección que parece imposible que no gane el título. Su última víctima, el Fulham, sintió el poder del equipo de Mikel Arteta, que con una exhibición de Leandro Trossard ganó 0-3 en el Craven Cottage para mantenerse fuerte en el liderato.

Arteta dirige un grupo fuerte que mezcla jugadores de contrastada calidad individual con un colectivo perfectamente engrasado. En ocasiones sufren para sacar adelante sus compromisos e incluso han recurrido en exceso a la épica para sacar partidos que parecían perdidos. Pero, conforme avanza el curso, la fortaleza del Arsenal es cada vez más evidente mientras pelea por levantar un título que se le escapa desde el curso 2003/2004.

Ni siquiera el cansancio del choque que disputó entre semana frente al Sporting Portugal afectó al cuadro 'gunner', que recuperó a varias piezas clave ausentes en Lisboa. Trossard, lesionado en una ingle, y Martin Odegaard, enfermo, volvieron a tiempo para el duelo ante el Fulham. Y, además, Arteta devolvió la titularidad a Aaron Ramsdale, a Gabriel Magalhaes y a Thomas Partey.

Los cinco dieron más cohesión a un equipo que empató en Portugal (2-2) pero que fue invencible contra el Fulham. Sobre todo en la primera parte, en la que el Arsenal dio una auténtica exhibición de fútbol con especial mención para Trossard, que apareció por todas partes como un auténtico diablillo capaz de desesperar a todos sus rivales.

Suyas fueron las tres asistencias en los goles del Arsenal en la primera parte. Nunca antes en la historia de la Premier League un jugador había conseguido firmar tantas como visitante en los 45 minutos iniciales. Trossard se apuntó ese récord y de él se aprovecharon Gabriel Magalhaes, Gabriel Martinelli y Martin Odegaard.

El primero, con un remate de cabeza a la salida de un córner; El segundo, también con un testarazo, perforó la portería de Bernd Leno tras un centro desde la banda izquierda de Trossard; y el tercero, ya en el tiempo añadido, controló con la rodilla otro servicio de Trossard para hacerse con un hueco dentro del área y fusilar a Bernd Leno sin piedad.

Fueron sólo tres de las múltiples ocasiones del Arsenal, que carburó como una máquina perfectamente engrasada que no dio ni un respiro a su rival, incapaz de generar absolutamente nada. Y si Gabriel, Martinelli y Odegaard se llevaron el premio del gol, lo rozaron Granit Xhaka, en dos ocasiones, y de nuevo Martinelli en otra. En ambos casos, apareció Leno para salvar una goleada escandalosa y mantener la dignidad del Fulham.

Y con el partido ya resuelto en la primera parte, el Arsenal bajó el nivel en la segunda. Levantó el pie del acelerador y disfrutó de una plácida victoria que necesitaba después de varios sustos en las últimas jornadas.

Sólo Alexsandar Mitrovic interrumpió tanta felicidad con un cabezazo al larguero que no impidió al equipo de Arteta disfrutar de tres puntos muy valiosos en los que también participó Gabriel Jesús. El brasileño, lesionado desde el Mundial de Qatar, volvió de su lesión para redondear un partido perfecto que coronó al asistente Trossard, el guía de un Arsenal que tachó una fecha más en su camino hacia el título.