Con una autoridad y una solvencia abrumadora, el Inter atropelló al Milan (0-2) con una primera parte de dominio absoluto y una segunda mitad de gestión inteligente que le acercaron a su reencuentro con la gloria, representado una final de Liga de Campeones a la que no accede desde que levantara la 'orejona' en 2010 y que tiene a 90 minutos.
Con todos los focos apuntando a San Siro, con todo el planeta pendiente del 'Derbi della Madonnina', un partido que no se daba en Liga de Campeones desde la temporada 2004-05 con el conocido como 'Derbi de la vergüenza', hubo un equipo que se hizo grande y otro que no estuvo a la altura y al que las cosas no le fueron como esperaba.
El Inter dominó el partido y jugó con desparpajo un duelo que va mucho más allá en la ciudad de Milán. Saltó a un estadio que conoce a la perfección pero que estaba vestido con los colores del máximo rival. No le importó. Se sintió en casa igualmente. Jugó como si hubiera disputado unas semifinales estas últimas cinco temporadas y convirtió lo que se presentaba como una eliminatoria igualada en un baño futbolístico, especialmente en la primera mitad.