El Sevilla ganó 2-1 a un 'gigante' como el Juventus italiano en la vuelta de su semifinal de la Liga Europa de fútbol, tras el 1-1 de la ida, con un gol del argentino Erik Lamela a los 5 minutos de la prórroga y, tras una nueva noche mágica en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, agranda así su historia al acceder a la final de Budapest en la que luchará por el séptimo título en su torneo fetiche.
Lamela culminó la remontada en la prórroga, después de que el Juventus se adelantara en el minuto 65 por medio del serbio Dusan Vlahovic y luego empatara en el 71 Suso Fernández con un golazo, lo que permite al Sevilla de José Luis Mendilibar, artífice de que su plantilla haya recuperado su fútbol y su confianza, prolongar su mística con una competición de la que es el rey con seis títulos, en esta ocasión frente al Roma de José Mourinho.
Era el duelo decisivo para estar en la final de Budapest, el partido más importante hasta ahora del curso para dos campeones de la Copa de la UEFA/Liga Europa. Los españoles, reyes del torneo con seis títulos, el último en Colonia en 2020 tras ganar al Inter de Milán; y la 'Vecchia Signora', un coloso, histórico y laureadísimo club, con los ganados en 1977, 1990 y 1993, además de otros conquistados luego como la 'Champions' de 1996.
Así, ambos conjuntos salieron con todo a un Sánchez-Pizjuán abarrotado, teñido de rojo por un sevillismo volcado con su equipo, tras una pésima campaña en Liga donde incluso coqueteó con el descenso, y con 1.500 juventinos en la grada.
El técnico local, José Luis Mendilibar, artífice de la resurrección del Sevilla, recuperó al argentino Lucas Ocampos, superado el problema muscular por el que fue cambiado en Turín, y repitió el once de la ida, que acabó con un 1-1 muy agridulce para los hispalenses, pues el tanto de los 'bianconeri' llegó con el tiempo añadido rebasado con un cabezazo de Federico Gatti, hoy titular en la zaga de tres centrales igual que el brasileño Bremer, ya restablecido de su lesión.
Frente a las bajas sevillistas ya conocidas por lesión del francés Nianzou, del brasileño Marcao y de Joan Jordán, más las del mexicano Tecatito Corona y el senegalés Pape Gueye, no inscritos para el torneo, la 'Juve' llegó a la 'caldera' al rojo vivo del estadio de Nervión sin el medio francés Pogba y el central italiano Bonucci, también por problemas físicos.
Allegri revolucionó su once con cinco novedades respecto al de la ida, con la entrada en la zaga de tres de Gatti y Bremer, por Bonucci y el brasileño Alex Sandro; y de dos jóvenes, el medio Fagioli y el extremo inglés Iling-Junior, por Miretti y el serbio Kostic; además del delantero Moise Kean por otro serbio y titular casi indiscutible, Dusan Vlahovic.
El choque comenzó con mucha intensidad, con el Sevilla concentradísimo y volcado en el área 'bianconera'. El equipo español presionó muy arriba y robó muchos balones, lo que fue una pesadilla para la 'Juve' hasta que despertó a la media hora de juego con contras peligrosas, ataques rápidos y ocasiones claras, como también las tuvieron los andaluces.
Tras un aviso de Gatti en su especialidad a balón parado, un testarazo tras un córner que paró, providencial, Bono y luego de Di María en un sutil remate que se fue desviado, los sevillistas, que salieron a por todas, acumularon buenas opciones de gol por medio de Ocampos, con un cabezazo en plancha que en el 24 salvó en la misma línea Wojciech Szczesny, y en un tiro de Acuña, otro argentino, que despejó con su manopla el meta polaco.
El Sevilla, eléctrico y con mucho ritmo, tuvo más el control y buscó el gol en una volea alta de Rakitic, tras un pase de un gran Óliver Torres, que hilvanó jugadas y aportó mucho en ataque. Pero la 'Juve' no se amilanó, el joven Moise Kean mandó un tiro cruzado a la cepa de un poste en el 33, a pesar de que también replicaron sin éxito Óliver y Ocampos.
La recta final del primer tiempo, con el argentino Leandro Paredes en el campo tras sustituir al lesionado Fagioli, fue movida. Primero se anuló un gol a Rabiot en el 42, por un fuera de juego previo de su asistente, Locatelli, que confirmó el VAR, y después por un posible penalti de Danilo sobre Óliver Torres en el tiempo que también se chequeó, aunque minutos después se refrendó la decisión inicial del árbitro de que no hubo nada punible.
En la reanudación, el partido fue más de ida y vuelta, de muchas alternativas y con ocasiones por ambos bandos, de Acuñá, Badé en semifallo o un hiperactivo Bryan Gil para el equipo español que solventó bien Szczesny, muy seguro y sobrio siempre; y por dos veces de Rabiot, más un cabezazo de Bremer para el Juventus que salió fuera de milagro.
El marcador se movió tras un fallo defensivo local, con un mal bote que se 'comió' el galo Badé y que aprovechó Vlahovic, recién salido al campo junto a Chiesa por Di María y Kean, para hacer el 0-1 en el 65 para un Juventus muy peligroso en sus contras. Pero el Sevilla no perdió nunca la fe y Suso, que había entrado en el 62 por Óliver, empató ocho minutos después con un golazo con la zurda desde la frontal del área.
De ahí hasta los 90 minutos, Allegri refrescó a su equipo con Kostic y Miretti por Iling-Junior y Locatelli, pero fue el Sevilla el que estuvo más cerca del gol en una falta directa de Suso o un testarazo de En-Nesyri ante los que se lució Szczesny.
Este viento a favor de un gran Sevilla, ambicioso y persistente en sus llegadas con un fútbol de garra e intensidad, se prolongó en la prórroga. Aunque Chiesa estuvo a punto de aprovechar un error atrás que corrigió Bono con una parada en dos tiempos, fue el argentino Lamela -salió en el 70 por Ocampos- quien multiplicó la euforia a Nervión al marcar el 2-1 con un certero cabezazo en el quinto minuto del tiempo extra tras un excepcional centro de un excelente Bryan Gil.
Con más cambios por el enorme desgaste físico en ambos equipos, al entrar los argentinos Montiel y Papu Gómez por dos canteranos sevillistas que lo dieron todo, Bryan Gil y Navas, y en la 'Juve' el delantero polaco Milik por Cuadrado, los italianos atacaron a la desesperada en la segunda parte de la prórroga, pero Kostic no atinó con un zurdazo ni luego Chiesa ni Paredes ante un Sevilla que defendió con uñas y dientes para meterse en la séptima final de su torneo fetiche.