Compartir:

Carlos Alcaraz espera en el vestíbulo previo a la entrada a la pista central de Wimbledon. Ahí, protegidos por un fino vidrio, reposa la Challenge Cup, copa dorada coronada por una piña que se llevará el ganador masculino, y el plato de Venus, que recogerá la ganadora del torneo femenino. Alcaraz pasa por delante de ellos, escoltado por Daniil Medvedev, su rival en semifinales, y se queda mirando a la tabla de campeones que queda a su izquierda.