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A la desesperada, incluso ya había subido al remate el portero Pedrag Rajkovic, en el último córner al borde del minuto 95, Luka Jovic fue el más listo de todos, se adelantó con la cabeza, batió a un Jan Oblak insuperable hasta entonces, rescató a Serbia de una eliminación casi segura en Múnich y frustró de una forma insoportable a Eslovenia, cuando ya sentía suyo el triunfo e incluso la clasificación.