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Donald Trump hizo historia este domingo al convertirse en el primer presidente de Estados Unidos en asistir a un Super Bowl, aunque su presencia no sonrió a los Kansas City Chiefs, el caballo ganador al que el magnate se había montado antes del partido.

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El presidente llegó al estadio Caesars Superdome una hora antes del inicio del encuentro tras aterrizar minutos antes en Nueva Orleans e ingresó al terreno de juego por uno de los túneles para pisar el césped.

En el terreno de juego, el mandatario se sacó algunas fotos y se saludó con un apretón de manos con Chris Jones, la estrella de la defensa de los Chiefs, seleccionado este año por tercera temporada seguida para el Primer Equipo All-Pro de la NFL.

La mala suerte se cebó con Jones, que tendría que retirarse en camilla de terreno de juego durante el tercer cuarto del partido, cuando los Chiefs iban 24-0 abajo.

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Para ese entonces, Trump también se había ido, pues el presidente abandonó el estadio durante el entretiempo para viajar a la ciudad de Washington.

Antes de la final, Trump había apostado en una entrevista con Fox News por una victoria de los Chiefs, que hubiera sido la tercera consecutiva para Kansas City, algo que nunca nadie ha logrado desde que existe el Super Bowl.

“Cuando un ‘quarterback’ gana tanto como él ha ganado, tengo que ir con Kansas City. Tengo que ir con Kansas City”, dijo Trump refiriéndose a Patrick Mahomes, cuya esposa y madre han mostrado simpatía por el magnate.

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Pero Mahomes tuvo una pesadilla de noche ante los ojos entre otros de Lionel Messi, del que dijo esta semana que quería impresionar. El ‘quarterback’ fue interceptado en dos ocasiones y, por primera vez en su carrera, sufrió seis capturas.”