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El Barcelona de Xavi se ha acostumbrado a sufrir. Aparcado el debate del estilo cuando en esta parte de la temporada se está viendo obligado a hacer un ejercicio de supervivencia en cada partido, hoy volvió a aferrarse a LaLiga con una victoria dramática ante el Valencia (1-0), que jugó la última media hora en superioridad numérica.

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Un penalti fallado, una expulsión, y acabar pidiendo la hora para llevarse los tres puntos ante uno de los equipos que malvive en la competición en los puestos de descenso, son circunstancias extrañas a las que no está acostumbrado el público del Spotify Camp Nou.

Pero parece que el aficionado culé empieza a entender las necesidades que ahora mismo tiene su equipo, y hoy lo arropó y lo alentó para que de nuevo pudiera resistir hasta el final.

Delante tenía al Valencia, que no esperó al Barça atrás forzándole a colgar 42 balones al área, como el Almería en el último partido de Liga, ni le arrebató la posesión para obligarle a defender sin balón cerca de Ter Stegen, como hizo el Real Madrid en la ida de las semifinales de Copa. Al menos, hasta que así lo exigió el sorprendente giro de guion que tuvo el choque.

Esperando en bloque medio, con más timidez que convicción, el conjunto che se plantó en el Camp Nou dispuesto a que durante el partido pasasen las menos cosas posibles. Pero se encontró con un tanto en contra al cuarto de hora, en la primera ocasión que tuvo el conjunto local.

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Fue una asistencia magistral de Sergio Busquets en un desmarque de ruptura de Raphinha, que cabeceó al fondo de la red desde el corazón del área sobre la salida en falso de Mamardashvili.

El gol reactivó la confianza del extremo azulgrana, que lo probó poco después en un tiro desviado y asistió a Ansu Fati, hoy titular, en las dos ocasiones que tuvo en el primera mitad: un inocente tiro cruzado que el meta valencianista atajó sin problemas y un cabezazo mordido que se marchó fuera por poco.

Sin ritmo, sin precisión y sin continuidad, el Barcelona volvió acusar las bajas de cuatro futbolistas capitales en su once titular: los lesionados Pedri, Dembélé y Lewandowski y el sancionado Gavi. Aunque tuvo el 2-0 a la media hora, en un disparo seco de Ferran Torres desde la frontal, que desvió Mamardashvili.

El Valencia, diluido durante la primera media hora, acabó mejor que su rival en la recta final de este primer acto, donde llegó a inquietar la meta de Ter Stegen.

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Primero, en un cabezazo que no encontró puerta de Correia en el segundo palo a centro de Jesús Vázquez, después con un disparo a las nubes de Lino tras un error de Ter Stegen en la salida del balón, y finalmente con otro chut desviado de Ilaix Moriba dentro del área, tras un mal rechace de la defensa azulgrana.

La victoria ante al Real Sociedad después de encadenar cinco derrotas parece haber aligerado la mochila del equipo levantino. Pero a la escuadra de Rubén Baraja le sigue faltando personalidad.

Tener que manejar la presión de verse en los puestos de descenso, algo a lo que no está para nada habituado, tampoco ayuda. Ni haberse quedado sin pólvora arriba por las lesiones de Cavani y Marcos André y sin la energía por banda izquierda de Gayá.

Aun así, el conjunto visitante lograba salir vivo del choque en esta primera mitad y encaraba la reanudación con opciones de sacar algo positivo del Camp Nou.

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Más aún, cuando Ferran Torres fallaba un penalti después de que el árbitro señalara manos dentro del área en un rechace de Guillamón, Ansu Fati estrellara un tiro al palo en la jugada siguiente y Araujo fuera expulsado por roja directa un minuto antes de que se llegar a la hora de partido por derribar a Hugo Duro cuando éste se marchaba solo dispuesto a encarar a Ter Stegen.

Xavi, que hoy dirigía a su equipo desde la tribuna al estar sancionado, sacrificaba a Ansu Fati y daba entrada a Marco Alonso. El Barça debía aguantar media hora con diez si no quería complicarse LaLiga.

El Valencia olió la sangre y puso cerco a la meta de Ter Stegen, pero sin la clarividencia ni la contundencia necesarias para poner en verdaderos aprietos a su rival.

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Entre Kounde y Ter Stegen evitaron el gol en un remate dentro del área del recién ingresado Fran Pérez, pero Alberola Rojas había anulado la jugada por fuera de juego.

Un contacto entre Kessie y Fran Pérez en el área, que el árbitro no concedió como penalti ni el VAR revisó, un disparo muy desviado de Hugo Duro tras un mal despeje de Christensen y otro de Kluivert desde la frontal que Ter Stegen atajó sin problemas, ya en el tiempo añadido, fue todo el balance ofensivo del conjunto che.

Y es que este Valencia ahora mismo no está ni para ganar contra diez. Y los jugadores del Barça y el Camp Nou, que parecen cada vez más enganchados al drama, celebraron como si hubieran ganado LaLiga el pitido final del colegiado.