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El Bayer Leverkusen, con un jugador menos durante más de una hora, resistió ante el Stuttgart y aprovechó su oportunidad en el tramo final para, con un gol del checo Patrik Schick, sobrevivir y vencer en los penaltis para lograr la Supercopa de Alemania que une a la bundesliga y la Copa que amarró en el curso pasado.

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Todo sigue igual para el conjunto de Xabi Alonso que se mantuvo de pie hasta el final y que no rehusó a un nuevo éxito. El tercero del técnico español que rondó la derrota, la primera, después de una temporada como la pasada donde solo cayó en uno de los encuentros que disputó. Fue en la final de la Liga Europa. Nadie pudo con él en Alemania. Ganó a lo largo del ejercicio 43 encuentros y empató nueve. Sin embargo, rondó en el primer encuentro oficial del curso. Lo sacó adelante al final, con Schick y los penaltis.

Algo tiene el Bayer Leverkusen que se mantiene de pie a pesar de los contratiempos. Tal y como sucedió tantas y tantas veces en la campaña anterior, cuando resistió y remontó en los tramos finales unos cuantos partidos en los que logró puntos importantes, aguantó hasta el final ante el Stuttgart que perdonó por momentos y tuvo el encuentro ganado, con un jugador más y que se desmoronó al final, cuando el conjunto de Xabi Alonso tiró de épica y puso en entredicho el estado físico al final del conjunto de Sebastian Hoeness.

Porque el partido fue un vaivén permanente. Lo encarriló el campeón, los agarró después el Stuttgart y se quedó sin dueño al final, en el tramo decisivo, que aprovechó el Leverkusen para lograr un empate casi imposible, sin tiempo, gracias al checo Patrick Schick a pase de Alex Grimaldo.

El duelo mostró a los dos mejores equipos de la Budnesliga el pasado curso. Dos revelaciones que dejaron fuera del escaparate a los habituales Bayern Múnich o Borussia Dortmund relegados a un papel secundario. Fue el Bayer Leverkusen el que dio primero y tomó ventaja con el gol de cabeza de Victor Boniface a pase de Edmond Tapsoba, al segundo intento en una jugada que nació en un saque de esquina.

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Aún así no había vuelto la cara al choque en ningún momento el cuadro visitante que empató al cuarto de hora, en un centro desde la izquierda de Maximilan Mittelstädt, entró desde atrás Enzo Millot que, de primeras cruza el balón y empata.

Se hizo con el partido el equipo de Hoeness que perdonó a su rival. Estrello hasta tres balones en los palos. Uno de Ermedin Demirovic en el 25, en el poste antes de la expulsión que marcó el partido.

Una entrada dura e innecesaria de Martin Terrier sobre Ermedin Demirovic supuso una roja que dejó al conjunto de Xabi Alonso con un jugador menos y contra las cuerdas, condicionado para el resto. Justo antes del intermedio, llegó la avalancha del Sttutgart. Enzo Millot tiró al larguero y también Pasca Stenzel se topó con el palo.

Las ocasiones se multiplicaban. Amine Adli pudo poner por delante al Leverkusen al inicio desde la segunda parte pero fue, en el64, cuando el Stuttgart certificó su superioridad en el marcador y en el juego. En un contraataque, con un centro desde la iqzuierda de Frans Kratzig al que ayudó el fallo de un central en el despeje y Deniz Undav, que acababa de salir al campo, en su primer balón, llegó desde atrás y batió a Lukas Hradecky.

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No le quedó otra al Bayer Leverkusen que tirar de épica y sacó al campo a tres jugadores básicos a la vez. Entre ellos Florian Wirtz y el delantero checo Schick mientras el Stuttgart empezaba a dar síntomas de flaqueza.

Julian Chabot estuvo a punto de marcar en su portería en un córner botado por Aleix Garcia y establecer el empate aunque pudo sentenciar el Sttutgart después, por medio de Undav y apareció Piero Hincapie para salvar a los locales.

Schick avisó. Fallo un mano a mano a diez del final. Pero no perdonó en la otra que tuvo, a dos del final, cuando aprovechó un pase de Alex Grimaldo, y batió Alexander Nubel para sacar el cuello, lograr el empate y llevar el desenlace a los penaltis donde amarró el triplete.