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En un esprint agónico y muy disputado, apareció como por arte de magia el neerlandés Olav Kooij (Visma Lease a Bike) para apuntarse la novena etapa del Giro, disputada con un recorrido de 214 kilómetros entre Avezzano y Nápoles, en la que el esloveno Tadej Pogacar (UAE) mantuvo la maglia rosa después de ejercer como lanzador en la recta de meta.