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Entre la anarquía, sin protagonismo de Arda Güler y con los tantos de Çalhanoglu y Tosun, Turquía reinó entre el caos y la brusquedad para firmar una victoria (1-2) ante la República Checa en un duelo marcado por la expulsión del checo Barák, clave en la clasificación para los octavos de final del combinado otomano, que se citó con Austria en la siguiente ronda.