Sin rivales de peso en la Ligue 1, el París Saint-Germain se dio su tercer paseo del curso frente al Lille (7-1), incapaz de frenar el vendaval del equipo dirigido por Chritophe Galtier impulsado la buena salud del tridente Messi-Mbappé-Neymar, autor de seis de los siete tantos del cuadro parisino.
Parece que el técnico del París Saint-Germain, que proclamó campeón al Lille hace dos temporadas, ha dado con la tecla. Ya se pueden recitar sus alineaciones. Salvo en el estreno de su equipo ante el Clermont en el que Sarabia suplió al lesionado Mbappé, sus onces han sido exactamente los mismos.
El Lille, un rival con cierta relevancia histórica, podía haber sido la primera prueba de fuego para el PSG, que después de golear 0-5 al Clermont y 5-2 al Montpellier, esperaba algo más de resistencia en el Estadio Pierre-Mauroy. Sin embargo, se encontró con todo lo contrario. Cualquier atisbo de plantar cara al todopoderoso club presidido por Nasser Al-Khelaïfi, se derrumbó en sólo ocho segundos.
Ese es el tiempo que tardó Mbappé en abrir el marcador. Su equipo sacó de centro y, tras dos toques, Messi recibió la pelota, la acarició y desde el centro del campo mandó un pase majestuoso a su compañero. Mbappé, sólo ante Jardim, apostó y triunfó con una sutil vaselina para igualar el récord de Michel Rio, que en 1992, cuando marcó un tanto para el Caen al Cannes, estableció ese registro como el más rápido de la historia de la Ligue 1.
Con ese inicio, el Lille ya no tenía que hacer. Sólo rezar para que la apisonadora del PSG no pasara por encima. Sus oraciones, cayeron en saco roto. Esta temporada, el PSG parece gozar de la ambición y de la suerte de la que careció en el curso pasado con Pochettino en el banquillo.
Por estas fechas hace un año, el cuadro galo tenía a Messi fuera de forma y poniéndose a punto tras llegar más tarde por la Copa América; Sergio Ramos, estaba lesionado; Neymar, como Messi, también llegó con retraso; y Verratti, se perdió las dos primeras jornadas por una lesión que luego regresó en varios tramos del curso.
Ahora, todo funciona como un reloj. Las piezas encajan perfectamente, no hay contratiempos y el PSG ha empezado desde el principio con autoridad y sin ningún 'pero' que valga. Y, de ello, se ha beneficiado Messi, que sueña con arreglar su errática temporada pasada y con vengarse por no haber entrado en la terna de los treinta elegibles para ganar el Balón de Oro.
Y, tras el pase a Mbappé, Messi marcó su gol con uno de sus clásicos zurdazos tras una combinación con Bruno Mendes que terminó con la pelota cerca del palo izquierdo de la portería de Jardim. Su tanto llegó a la media hora, después de un carrusel de oportunidades del PSG que, antes del descanso cerró el partido con un tanto de Achraf Hakimi a pase de Neymar y otro del brasileño tras asistencia de Messi.
Con el choque resuelto al descanso, el tridente no tuvo piedad y siguió con su propia degustación. No levantó el pie del acelerador y para el quinto, Mbappé se lució con un gran amago que despistó a toda la zaga del Lille y que terminó con la pelota en los pies de Neymar. El brasileño, a placer, no perdonó y selló su doblete.
A los dos minutos respondió Bamba con un tanto anecdótico para el Lille que tampoco frenó la ansiedad de su rival. El rodillo siguió en marcha en el Estadio Pierre-Mauroy y Mbappé echó el cierre con otros dos tantos, ambos a pase de Neymar, con los que atemorizó a Europa con los números de un tridente avasallador.
En sólo tres partidos, Mbappé suma cuatro tantos, Messi tres tantos y el mismo número de asistencias y Neymar cinco goles y seis pases de gol. Cifras espeluznantes para temer a un equipo que en Francia no tiene rival y ya es líder en solitario con nueve puntos y dos de ventaja sobre el Marsella.