General Motors (GM), el último de los fabricantes que se había resistido a las amenazas del presidente electo Donald Trump, claudicó este martes al anunciar inversiones en EE.UU. y el traslado de parte de su producción de México a Estados Unidos.
GM señaló en un comunicado que invertirá '1.000 millones de dólares adicionales' en sus plantas en Estados Unidos. En lo que GM no fue tan claro es cuántos nuevos empleos creará la inversión, ya que tan sólo hizo referencia a que está vinculada a 'una combinación de 1.500 empleos nuevos y retenidos'.
El fabricante también anunció que 'empezará a trabajar' en la producción interna en Michigan de su próxima generación de ejes para camionetas 'pickup' grandes, 'incluido trabajo anteriormente realizado en México', lo que creará 450 empleos en Estados Unidos.
Desde Seúl, el grupo Hyundai también anunció que incrementará sus inversiones en Estados Unidos en 3.100 millones de dólares durante los próximos cinco años y que se plantea incluso la creación de una nueva planta de montaje en el país.
Estos planes suponen un aumento de casi el 50 % con respecto a los 2.100 millones que el fabricante surcoreano invirtió en Estados Unidos durante los cinco años previos.
El anuncio de GM fue rápidamente aprovechado por Trump, que desde el inicio de su campaña presidencial ha presionado a los fabricantes de automóviles para que reduzcan su producción en México.
'Con todos los empleos que estoy regresando a EE.UU. (incluso antes de asumir el puesto), con todas las nuevas plantas de automóviles que vuelven a nuestro país y con las masivas reducciones de costes que he negociado en las compras militares y más, creo que la gente está viendo 'lo grande'', dijo Trump en Twitter.
Posteriormente, agradeció expresamente a GM el anuncio.
'Gracias a General Motors y Walmart por empezar el gran esfuerzo para regresar empleos a EE.UU.', afirmó el presidente electo en Twitter.
GM defendió su decisión en un comunicado emitido por su consejera delegada, Mary Barra.
'A medida que el sector manufacturero estadounidense aumenta su competitividad, somos capaces de aumentar más nuestras inversiones lo que crea más empleos para Estados Unidos y mejores resultados para nuestros propietarios', explicó Barra.
'Estados Unidos es nuestro mercado doméstico y estamos comprometidos a un crecimiento que es bueno para nuestros empleados, concesionarios, proveedores y que apoya nuestro continuado esfuerzo para aumentar el valor de nuestros accionistas', añadió.
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Pero el anuncio se produce justo dos semanas después de que Trump amenazara a GM con la imposición de aranceles aduaneros.
El pasado 3 de enero, Trump afirmó en un tuit que 'General Motors está enviando el modelo Chevy Cruze hecho en México a los concesionarios de EE.UU. sin tarifas. ¡Fabrique en EE.UU. o pague un gran arancel aduanero!', dijo.
GM corrigió a Trump al explicar que 'todos los Chevrolet Cruze sedán en venta en Estados Unidos son producidos en la planta de montaje de GM en Lordstrom (Ohio). GM produce el Chevrolet Cruze de cinco puertas para mercados globales en México y un pequeño número es vendido en Estados Unidos'.
GM parecía que iba a resistir las amenazas de Trump e incluso la semana pasada, en el Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica (NAIAS), en Detroit, el fabricante desafío al presidente electo al anunciar que trasladará la producción del todocaminos SUV GMC Terrain de Canadá a México.
Pero con todos los demás fabricantes de automóviles anunciando medidas para calmar a Trump, GM ha cambiado su curso.
El primer fabricante en ceder a Trump fue precisamente el primero que fue el objeto de las críticas del presidente electo, Ford.
La cancelación por parte de Ford, empresa que fue amenazada por Trump durante la campaña electoral con un arancel del 35 %, de una inversión de 1.600 millones de dólares en México, parece haber surtido efecto.
Trump ha dejado de atacar a Ford a pesar de que el fabricante mantendrá la producción del Focus en México, lo que el presidente electo había exigido.
Toyota, quien también recibió amenazas arancelarias de Trump, anunció durante NAIAS inversiones de 10.000 millones de dólares en EE.UU. durante los próximos cinco años.
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Y el grupo Fiat Chrysler (FCA), aunque no fue criticado por Trump, decidió anticiparse al presidente electo y publicó el pasado 8 de enero que invertirá 1.000 millones de dólares en sus plantas de Estados Unidos.
La oleada de anuncios de inversiones en Estados Unidos por parte de los fabricantes de automóviles ha surtido efecto: Trump ha pasado de amenazar a las empresas a felicitarlas por sus inversiones en el país.
'Finalmente está ocurriendo: Fiat Chrysler acaba de anunciar planes para invertir 1.000 millones de dólares en sus plantas de Michigan y Ohio, creando 2.000 puestos de trabajo', afirmó Trump el pasado 10 de enero en Twitter antes de agradecer a FCA y Ford sus decisiones.