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La hipotética quiebra del gigante inmobiliario Evergrande podría ser una traba más para una recuperación más robusta a corto plazo de economías latinoamericanas como la de Brasil, que tienen a China como uno de sus principales socios comerciales, aunque los expertos creen que el impacto puede ser menor de lo previsto inicialmente.

Los rumores sobre una posible bancarrota de Evergrande, cuyos pasivos totales ascienden a más de 300.000 millones de dólares, sacudieron los mercados globales esta semana.

Mientras que Wall Street inició la semana con una caída del 1,78 %, la bolsa de Sao Paulo cedió un 2,33 % el pasado lunes, en un jornada que llegó a hundirse el 3,5 %.

Sin embargo, en las tres últimas sesiones bursátiles, las principales plazas globales rebotaron y cerraron con ganancias, en un movimiento que indica que 'en parte, el mercado está confiado de que (Evergrande) va a lograr a honrar o renegociar sus compromisos', según explicó el economista del centro de estudios Fundaçao Getulio Vargas (FGV) Mauro Rochlin.