Un año después de la salida del Reino Unido de la Unión Europea, el Brexit se resiste a pasar a la historia. Londres reniega ahora de partes del acuerdo que entró en vigor en enero y las disputas con sus vecinos continentales se cronifican, mientras el comercio se ralentiza y crece la tensión en Escocia e Irlanda del Norte.
El impacto de la pandemia impide calcular el efecto inmediato del Brexit en el PIB británico, pero expertos e instituciones mantienen sus perspectivas de menor crecimiento a medio plazo y constatan que el comercio con la UE no se ha recuperado al mismo ritmo que los intercambios con el resto del mundo.