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La Cámara Colombiana del Acero (Camacero) analizó el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de nuevos aranceles del 25 % a las importaciones de acero y del 25 % adicional al aluminio. Aseguran que esta medida, que afectará indiscriminadamente a todos los países y se extenderá a productos transformados, representa un desafío sin precedentes para la industria siderúrgica global y colombiana.

Recordaron que si bien las exportaciones colombianas de acero a Estados Unidos son relativamente pequeñas —representando solo el 0,3 % de la participación total de las importaciones estadounidenses en este sector—, la implementación de estos aranceles impactará negativamente la competitividad de nuestras empresas.

“Hasta noviembre de 2024, las exportaciones del sector siderúrgico colombiano a Estados Unidos alcanzaron un volumen de 7.559 toneladas, con un valor FOB de 26,35 millones de dólares. De este total, el ferroníquel representó el 79,3 % del volumen exportado (5.059 toneladas, USD 20,75 millones FOB). La nueva política arancelaria, que elevaría la tasa efectiva al 35 % para el aluminio, afectaría significativamente a empresas que dependen de este comercio”, dijo David Barros, director de Camacero.

Agregó que a diferencia de los aranceles implementados en 2018, que se centraban principalmente en el acero en bruto y el aluminio primario, las nuevas medidas incluyen productos transformados como extrusiones y placas, fundamentales para sectores clave como el automotriz y la construcción.

En ese sentido, afirmó que empresas que exportan aproximadamente 500 millones de dólares en productos de aluminio transformado a Estados Unidos, podrían enfrentar desafíos significativos para mantener su competitividad.

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Además del impacto económico inmediato, Camacero alertó sobre las implicaciones de esta medida en el libre comercio y en la estabilidad de los mercados. Barros sostuvo que la imposición de aranceles de esta magnitud representa una clara intervención estatal en el sistema de precios, distorsionando la oferta y la demanda de estos insumos a nivel global.

“Al restringir el acceso de productos extranjeros mediante barreras arancelarias, se genera una ventaja artificial para la industria estadounidense en detrimento de la eficiencia del mercado. Históricamente, este tipo de proteccionismo ha demostrado ser contraproducente, ya que eleva los costos de insumos esenciales, afecta la competitividad de las industrias que dependen de ellos y genera incertidumbre en el comercio internacional”, dijo.

Añadió que las medidas proteccionistas como estas, aunque buscan fortalecer la industria local, suelen generar un efecto dominó que termina perjudicando a la economía en su conjunto. “Cuando el precio del acero y el aluminio aumentan, los costos de producción se elevan para sectores que dependen de estos materiales, desde la construcción hasta la fabricación de electrodomésticos. Esto se traduce en precios más altos para los consumidores finales, alimentando presiones inflacionarias. A su vez, estas medidas suelen provocar represalias comerciales de otros países, afectando las cadenas de suministro y reduciendo el comercio global”.

El gremio del acero en el país observa con preocupación las consecuencias adversas que estas medidas tendrán tanto para Colombia como para Estados Unidos. “Para Colombia, significa un golpe directo a la competitividad de nuestras exportaciones, poniendo en riesgo la sostenibilidad de numerosas empresas y los empleos que estas generan. Para Estados Unidos, el encarecimiento de materias primas afectará industrias clave y aumentará los costos para los consumidores, lo que va en contra de las promesas de reducir el costo de vida”.