Compartir:

El centro de estudios económicos Anif alertó sobre el rápido envejecimiento de la población colombiana y el descenso sostenido de la tasa de natalidad. En ello, aseguraron que el envejecimiento de la población colombiana es una realidad, puesto que los nacimientos han disminuido sustancialmente, a un ritmo mayor del estimado por el Dane en sus proyecciones de población.

Según el censo de 2018, el país ha experimentado una transformación demográfica significativa: la población infantil (0 a 14 años) cayó del 31 % en 2005 al 23 % en 2018, mientras que la población mayor de 60 años aumentó al 13 %.

“Este cambio se debe, en gran parte, a la disminución en el número de nacimientos y al aumento en la esperanza de vida, lo que plantea desafíos en la estructura económica y social del país, incluyendo el financiamiento del sistema pensional y el mercado laboral”, detalló Anif.

En ese sentido, agregaron que en los últimos cuatro años, Colombia ha registrado un promedio anual de 145 mil nacimientos menos de los proyectados por el Dane.

Para 2024, la caída acumulada en los primeros diez meses del año fue del 14,4 %, lo que llevó a Anif a estimar que el año cerró con alrededor de 450 mil nacimientos, un 13,6 % menos que en 2023.

“Estas cifras evidencian una crisis demográfica con efectos a largo plazo en la estructura laboral, el sistema de salud y la financiación de programas de protección social”, marcó Anif.

Las causas de la baja en la natalidad son múltiples. La incertidumbre económica, el alto costo de vida y las dificultades para acceder a vivienda y educación han hecho que muchas familias reconsideren la maternidad. Paralelamente, el aumento en el nivel educativo y la participación laboral de las mujeres han transformado las dinámicas de planificación familiar.

Lea también: (Economía de Colombia creció un 2,65 % en enero; Petro filtró dato de actividad económica)

El centro de pensamiento manifestó que son diversas razones explican este comportamiento. Por un lado, el aumento significativo en el costo de vida ha hecho que las personas reconsideren la decisión de tener hijos.

“Dicho aumento está asociado tanto al costo de vida propio como a los costos relacionados con la crianza de los hijos, como la educación. Por otro lado, las mujeres cada vez se educan más y participan más en el mercado laboral, lo que limita el tiempo disponible para la crianza y, por tanto, incide en la decisión sobre la maternidad”, detalló el informe.

Además, resaltaron que la la evidencia sugiere que el cambio climático ha empezado a ser un factor que diversas personas consideran al momento de decidir si tener hijos. “La incertidumbre sobre el futuro de ese potencial hijo, la preocupación por la sobrepoblación y el consumo excesivo y el impacto que podría tener esa decisión sobre el medio ambiente son algunas de las dudas que se plantean estas personas”.

Afirman que esta disminución en la tasa de natalidad resulta entonces preocupante, porque podría tener repercusiones negativas sobre el crecimiento potencial en el futuro.

“A medida que la población se envejece y no hay nuevas generaciones que la releven, la fuerza laboral disminuye. Esto afecta directamente los niveles de producción del país. Igualmente, si el ahorro que realiza la población joven no logra superar el desahorro de las generaciones mayores, la inversión en capital podría verse comprometida, afectando también el crecimiento económico. Un cambio en la manera en que trabajan las personas podría ayudar a mitigar esos efectos, por ejemplo, si dado el cambio en la estructura demográfica y el aumento en la esperanza de vida las personas deciden/pueden trabajar durante más años”, dijo el centro de pensamiento.

Por último, concluyen que para esto es fundamental generar un cambio en la percepción que se tiene sobre las capacidades de las personas mayores, así como la oferta de oportunidades para que puedan mantenerse productivos y contribuir a la actividad económica.