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Flora Gutiérrez es una barranquillera que por muchos años estuvo vinculada al mercado laboral. Su último trabajo fue de ejecutiva comercial en 2018. Desde ese entonces pasaron tres años buscando empleo, pero no encontró. Luego, en los siguientes tres años se dedicó por completo a sus dos hijos, siendo ama de casa. ¿La razón? Se cansó de buscar trabajo. Desistió, así de simple, como lo relata ella.

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“En muchas de las empresas a la cual yo aplicaba a trabajos intentaba buscar un salario adecuado, pero muchas colocaban trabas y por ende no cubrían mis expectativas. Dentro de algunas dificultades o por lo menos obstáculos era un segundo idioma, en conjunto con la edad, eso lo ven muchísimo por más experiencia que uno tenga. Luego pasaron los años y decidí finalmente, tras aplicar a muchos trabajos, desistir de todo, porque la verdad me resigné. Ahora me estoy dedicando a mis hijos y a mi hogar”, manifestó Gutiérrez en diálogo con EL HERALDO.

Pero eso no es todo. Hay también testimonios de jóvenes profesionales que no han podido tener oportunidades laborales. Francisco Ortega es un joven barranquillero de 28 años, profesional en Negocios Internacionales. Cuenta que entre 2023 y 2024 ha enviado más de 90 hojas de vida, y manifestó que ya no tiene tantas esperanzas para poder encontrar un trabajo afín con su carrera o similar.

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“Las empresas están exigiendo mucha experiencia, pero al momento de ofrecer el salario, tampoco llenan las expectativas de uno. De nada vale que uno se haya matado cinco años estudiando si no quieren pagar lo que vale ese esfuerzo, y pienso que esa es una realidad que está afectando el empleo juvenil, ya que muchos son ingenieros de diferentes segmentos, contadores, administradores, negociadores, abogados, etc, que no encuentran trabajo y han optado por meterse en call centers, que es donde piden pocos requisitos y dan salarios relativamente decentes. No quiere decir que esté malo, pero uno se esfuerza en estudiar muchísimo con la ilusión de entrar de buena manera al mercado laboral. Tristemente es la realidad mía y creo que la de muchos jóvenes en Barranquilla y Colombia”, resaltó Ortega.

Otro que está pasando por un momento complejo en materia de desmotivación es Luis Miranda, un joven que aparte de ser profesional en Comunicación Social y Periodismo tiene un técnico en Comercio Exterior. El joven de 28 años manifestó que ha enviado hasta 150 hojas de vida en promedio en los últimos dos años.

“Si de esas 150 hojas de vida me han llamado en 15 ocasiones es mucho, y eso también a uno lo desmotiva en el sentido de querer seguir buscando empleo. Desmotiva muchas veces en que las empresas solicitan personal, pero si no tiene uno mínimo 3 años de experiencia entonces no lo escogen. ¿A qué voy con esto? A que hay muchos jóvenes, aparte de mí, que terminan la carrera y les es difícil encontrar empleo, porque quizás lo que se puede tener en experiencia son las prácticas, y esas vienen siendo nada más de 6 meses, aunque uno se prepare mucho y tenga en esos 6 meses un impulso para ese anhelado primer empleo. Pero las empresas también hacen lo posible por no brindar oportunidades de trabajo”, señaló Luis Miranda.

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La realidad del mercado laboral en Colombia se puede denominar como ‘agridulce’, aunque tiende más a ser agrio que dulce. Partiendo por el lado dulce, se puede observar mediante el último informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), el desempleo en mayo de 2024 fue del 10,3 %. Anteriormente en mayo del año pasado fue del 10,5 %, lo que significó una ligera reducción de 0,2 puntos porcentuales.

De acuerdo con los datos entregados por la entidad, en mayo había 23 millones de personas con empleo, lo que significó un aumento de 463 mil colombianos que se vincularon al mercado laboral del país.

Pero ahora pasamos al lado agrio. Y es que el panorama en materia de desempleados es preocupante, porque pese a que hubo una reducción de solo 6 mil personas que dejaron de ser desempleadas, en la actualidad hay un número considerable de colombianos que intentan buscar empleo, con un total de 2,6 millones.

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Pero ojo, que muchas personas hayan salido del desempleo no es prenda de garantía que estas hayan conseguido trabajo, porque ya es un asunto diferente. ¿La razón? Existe una población que va en aumento, y es la inactiva, es decir, aquella población que está fuera de la fuerza laboral del país.

En Colombia, según el Dane, hay aproximadamente 40 millones de colombianos que están en el grupo de población en edad para trabajar, pero de esos 40 millones hay exactamente 14.375.000 fuera de la fuerza laboral, y para mayo de este año, se sumaron otros 107 mil personas a esta condición.

Es de aclarar que la condición inactiva o fuera de la fuerza laboral se considera para aquellas personas que estando en edad de trabajar decidieron no participar en el mercado laboral, es decir, no trabajaron, o desistieron de buscar empleo, o se dedicaron a otras actividades, o son jubilados o estudian. Por ende, tampoco se les considera como personas desempleadas.

En ese orden, se puede decir que, de 14. 375.000 personas inactivas, unos 6.1 millones son colombianos de 55 años en adelante. Pero el dato es preocupante cuando se mira el resultado de las personas entre 25 y 54 años, ya que se pasó de 3.727.000 inactivos en mayo del año pasado a 3.838.000 este año, aumentando así en 111 mil.

El panorama no es para nada alentador en las mujeres, ya que actualmente hay 9.949.000 en esta condición inactiva, una cifra que presentó un aumento en mayo de 263 mil, cosa que en los hombres mejoró levemente, pasando de 4.581.000 en mayo de 2023 a 4.426.000 en 2024, con una reducción de 155 mil.

¿Por qué la inactividad?

Expertos consultados por EL HERALDO manifestaron que las razones son de múltiple origen. De acuerdo con Fernando Salazar, profesor investigador de la Escuela Naval de Cadetes Almirante Padilla, el aumento de la inseguridad por el tema de la extorsión a pequeños comerciantes que han debido cerrar sus negocios mayoritariamente del mercado del retail como tiendas y negocios de comidas, restaurantes y de comercio de otros bienes es un factor que desmotiva a seguir trabajando.

“Estos trabajadores han tenido que cerrar por las condiciones en las que deben trabajar, ya que no garantiza su seguridad ni los ingresos necesarios para el sostenimiento”, detalló Salazar.

Agregó que los profesionales recién egresados, al no tener experiencia, no están siendo llamados para procesos de selección y en ocasiones prefieren no trabajar por los bajos niveles de salario y garantías que les ofrecen las empresas, sin que se vea esto como una falla o falta de las organizaciones, pues estas también responden a las condiciones de las dinámicas del mercado en términos de oferta y demanda.

“También se ha venido nutriendo la cultura del ‘facilismo’ a partir de los subsidios que entrega el Gobierno a diferentes actores de la sociedad, pero que si analizamos en detalle pueden estar generando pequeñas economías de escala por grupos familiares o en comunidades barriales a partir de formas poco convencionales de cooperativismo, que lo único que sirven es para alimentar las economías ilegales, que entre otras están siendo atractivas para ciertos niveles de la población”, explicó.

Por su parte, Jaime Rendón, director del Centro de Estudios e Investigaciones Rurales de la Universidad de la Salle, precisó que este fenómeno se ha agudizado, particularmente en los jóvenes, en gran parte, por la carencia de oportunidades tanto para acceder a la educación como a un trabajo.

“Muchas de estas personas no tienen oportunidades de educación, y fuera de ello también tiene la dura tarea de conseguir empleo para poder ayudarse a sí mismos y a sus familias”, puntualizó Jaime Rendón.

Jackeline Piraján, economista de Scotiabank Colpatria, analizó que en las dinámicas del género hay cosas particulares, y es que si bien la brecha de la tasa de desempleo entre hombres y mujeres está técnicamente cerrada, para los hombres se ha visto un mayor ingreso de personas en el mercado laboral que están consiguiendo emplearse y mantener esa tasa de desempleo constante.

“Pero se ha visto una salida de mujeres del mercado laboral, y en lo que observamos es que alrededor de dos de cada tres mujeres que salen del mercado laboral se están dirigiendo a oficios del hogar y solo una persona se está destinando a completar su cualificación en estudios”, manifestó la economista de Scotiabank Colpatria.

Lo que se debe hacer para reducir la inactividad y el desempleo

Hay retos en materia de reducción de inactividad y desempleo. María Claudia Lacouture, presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia), enfatizó que los resultados de la generación de empleo en el país muestran un estancamiento y preocupa que la informalidad adquiere mayor fuerza frente a la formalidad.

“O se trabaja con contundencia en generar confianza y certidumbre, para incentivar el desarrollo productivo de Colombia, o habrá mayor dificultad para salir del desafío de crecimiento en el que crecer al 1,7 % no atendería los retos nacionales”, precisó Lacouture.

Por su parte, Fernando Salazar sostuvo que se debe diseñar estrategias claras y políticas para un modelo articulado entre los diferentes actores de acuerdo con el llamado modelo de ‘la cuádruple hélice’, donde intervienen el sector productivo, el social, el académico y el Gobierno.

“Esto está muy relacionado con nuevos modelos de productividad, entre ellos uno muy importante, la llamada economía circular, entre otros que están asumiendo los nuevos retos y desafíos del cambio climático, la inestabilidad política y de seguridad en el planeta, la crisis económica generalizada, el agotamiento de los recursos naturales, entre varios otros”, destacó Salazar.

Agregó que cuando una sociedad identifica oportunidades laborales que le aportan al crecimiento económico y a su desarrollo social, la sociedad se articula de manera natural con las diferentes dinámicas productivas.