Colombia ha sufrido en este último tiempo noticias en el ámbito financiero para nada alentadoras. Tras el ligero crecimiento económico que presentó su Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre de tan solo un 0,7 %, en conjunto con el aumento del desempleo del 10 % al 11,3 % en marzo, y la senda decreciente en importaciones y exportaciones, se le suma otro factor: las constantes caídas en las calificaciones por parte de las agencias calificadoras de riesgo en el mundo.
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Pero para que el lector pueda entender de que trata esto último es una situación muy similar a la que puede vivir una persona reportada en centrales de riesgo producto de no poder cumplir sus obligaciones crediticias. Dicha persona cuenta con un bajo puntaje en la central de riesgo y eso significa que el sistema financiero desconfía de esa persona para facilitarle nuevos créditos.
Esta situación la está pasando Colombia. Y sí, hay agentes internacionales que ven al país con desconfianza por factores como la propuesta del Gobierno nacional de flexibilizar aún más su regla fiscal, los mensajes del jefe de Estado sobre la situación económica del país, la dura caída de los segmentos más importantes de la economía, entre otros aspectos. Todo esto ha llevado a que agentes y bancos importantes como Standard & Poors (S&P), Fitch Ratings, Bank Of America y Moody’s desconfíen del manejo financiero de Colombia.