La suma de 18 atracos a mano armada a pasajeros de buses intermunicipales en tres meses y medio es una cifra que merece toda la atención de las autoridades del área metropolitana de Barranquilla.

Aunque son tres menos que los ocurridos en el mismo periodo del año pasado, los usuarios habituales de este medio de transporte han puesto encendido las alarmas. No es para menos. Muchos de los municipios colindantes son en realidad ‘ciudades dormitorios’ porque la mayor parte de su población laboralmente activa trabaja en Barranquilla. Así que el flujo de pasajeros es muy alto, sobre todo en la noche, cuando regresan a sus casas. Por esa situación, las comunidades de Galapa, Puerto Colombia, Baranoa y Sabanalarga exigen más puestos de control.

Un caso que ocurrió el lunes pasado, cuando el vigilante José David Oñate Cerpa perdió la vida durante un atraco, disparó aun más las alarmas. El hecho se presentó en un bus de la empresa Cootragal que cubre la ruta a Galapa, un municipio ubicado a 15 minutos de Barranquilla, en una vía de mucho flujo vehicular y gran movimiento comercial. Ante esto surgieron las protestas de la gente y la preocupación de las autoridades.

La ciudadanía ha tenido paciencia por los continuos asaltos, que crean zozobra y ponen en peligro la vida de los pasajeros de buses. Por eso espera una reacción mucho más rápida que la anunciada por funcionarios responsables de la situación en el Departamento y en el área metropolitana.

Se conocen hasta el momento dos planes de inversión, prevención y seguridad. Uno de ellos tiene como objeto la ubicación estratégica de 12 puntos de iluminación y cámaras en 18 kilómetros de La Cordialidad con el fin de identificar las acciones de las bandas de asaltantes y darles certeros golpes de manera oportuna.

El otro plan de inversión se realizará a mediano plazo. El objeto es adquirir vehículos para darles soporte de seguridad a los buses de Cootragal y de los vehículos que viajan a los municipios de Baranoa y Sabanalarga.

Hasta el momento se conoce la expedición de siete órdenes de captura contra asaltantes de buses, pero eso no es suficiente. La comunidad exige protección. Por ello las autoridades se han comprometido a realizar permanentes operativos de seguridad y a la instalación de más luminarias.

En respuesta, la Gobernación del Atlántico adquirió el compromiso de una mayor inversión en el sector judicial para darles celeridad a los procesos contra los delincuentes.

Y, aunque las medidas también serán aplicadas en otras vías y espacios del área metropolitana de Barranquilla, el mayor peligro recae sobre los usuarios de buses en La Cordialidad.

En situaciones como esta, el Estado, representado en la ciudad y el Departamento, no debe escatimar esfuerzos para darles a los ciudadanos la tranquilidad y seguridad que se merecen cuando se suben a un bus rumbo a sus hogares.