¿Qué hay detrás de la conexión de un artista con su pueblo? ¿Cómo se produce ese singular fenómeno? ¿Qué elementos confluyen para formar el endiablado rompecabezas?

Estos interrogantes cobran especial fuerza hoy al cumplirse el centenario del nacimiento de Esthercita Forero, una compositora y cantante de talento avasallador que logró sintonizar, como pocos, con el alma de Barranquilla.

Algo tienen las canciones de Esthercita Forero para que sacudan de modo tan poderoso las fibras interiores de los barranquilleros. Seguramente habrá múltiples explicaciones –desde las estrictamente musicales hasta las de índole sociológico– sobre las razones de tal prodigio, pero en este espacio editorial nos limitaremos a constatar el hecho de que estamos ante una figura única, de esas que, como los cometas, tardan años en surcar el firmamento.

Hace años, Sigmund Freud intentó comprender el poderoso magnetismo que ejercía entre los antiguos griegos la obra de Sófocles ‘Edipo rey’, y concluyó que la historia contenía unos elementos que llegaban al fondo del psiquismo del público sin que este comprendiera el motivo de esa conexión.

Sin pretender establecer comparaciones entre ambos casos, y guardando todas las proporciones que tenga a bien establecer el lector, la reflexión de fondo vale para el legado de Forero, en el sentido de que sus composiciones también lograron una poderosa identificación con el sentimiento colectivo de una comunidad. La suya. A la que perteneció cada segundo de su vida, incluso en las largas temporadas que pasó lejos de su gente.

Si decidimos que a los artistas se les juzgue solo por sus obras, Esthercita Forero tiene más que merecido formar ya parte del patrimonio cultural no solo barranquillero, sino de todo el Caribe.

Ahora bien: los estudios académicos de las circunstancias personales del autor suelen arrojar importantes luces para una mejor comprensión de su figura y sus motivaciones creativas. Esos análisis pueden a veces generar desafecciones hacia el creador, pero, en otras ocasiones, enaltecerlo. Y esto último es lo que sucede con la compositora barranquilera.

Esthercita Forero fue, como suele decirse, una mujer adelantada a su tiempo. “Una mujer tiene derecho de mirar para allá, pa’ donde le dé la gana”, proclamaba desafiante en su canción ‘Disimula’, en una época en que la mujeres ni siquiera disfrutaban del derecho de voto. Son muchas las historias que dan cuenta de una persona libre, que incluso se permitió el lujo de plantar al dictador dominicano Trujillo cuando este intentó utilizarla.

Sin duda, Esthercita Forero fue mucho más que una artista. Lo que no hace sino acrecentar su figura.