Raúl Carvajal se dio a conocer en el país el día que llegó a la Plaza de Bolívar, de Bogotá, en 2011 en un viejo camión forrado con las fotos de su hijo, el soldado del Ejército cabo Raúl Carvajal Londoño, pidiendo saber la verdad sobre su muerte.

Don Raúl, o Don Furgón, como era conocido, recorrió el país durante más de 10 años buscando una explicación. El Ejército le informó que su hijo había muerto en un combate con la guerrilla el 8 de octubre de 2006, una versión a la que nunca le dio crédito porque días atrás su hijo le había revelado que quería retirarse porque se negó a matar a dos muchachos para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate.

De esas paradojas que tiene la vida, Don Raúl murió esperando por la verdad sobre la muerte de su hijo este sábado 12 de junio, justo un día después de que el expresidente Juan Manuel Santos hiciera una declaración de esclarecimiento voluntario ante la Comisión de la Verdad sobre su papel como ministro de Defensa entre 2006 y 2009.

Qué lástima que Don Raúl probablemente no pudo escuchar la versión de boca de quien una vez increpó para exigirle que investigara y dijera la verdad sobre la muerte de su hijo, y por eso ahora se erige como el icono de la lucha de miles de familias (6.402, según la JEP) que entre 2000 y 2008 fueron víctimas de las ejecuciones extrajudiciales, o los mal llamados ‘falsos positivos’.

En un extenso relato, Santos entregó su verdad sobre la macabra práctica que terminó siendo estímulada por las directivas ministeriales generadas en el marco de la política de la Seguridad Democrática del gobierno Uribe, las cuales establecían un plan de recompensas por bajas de guerrilleros y resultados operacionales contra los grupos subversivos. Así, muchos jóvenes colombianos terminaron asesinados y presentados como guerrilleros dados de baja en combates.

“Me queda el remordimiento, el hondo pesar, de que en mi ministerio muchas madres, incluidas las de Soacha, perdieron a sus hijos por esta práctica tan despiadada”, expresó Santos al pedir perdón a las familias de las víctimas, reconociendo que este episodio de la historia es una mancha sobre el Ejército.

El relato de Juan Manuel Santos y su petición de perdón es –no cabe la menor duda– un paso muy importante en la tarea de reconstrucción de la verdad del conflicto que a finales de este año tendrá que condensar en un informe final la Comisión de la Verdad. Pero no basta.

Es solo una parte de la historia, lo que esperan las familias de las víctimas, especialmente la Asociación de Madres de los ‘Falsos Positivos’, es verlo a los ojos y poder pedir más explicaciones. Santos dio un primer paso, pero las familias afectadas por este drama anhelan que todos los que ordenaron las actuaciones de los miembros del Ejército, y especialmente el propio expresidente Álvaro Uribe, quien lideró el país durante esos 8 años, también cuenten su verdad sobre uno de los episodios más vergonzosos de la reciente historia del país.