El alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, decretó ayer la 'emergencia' energética en la capital argentina por los reiterados fallos de suministro que han dejado a miles de personas sin luz ni agua corriente en medio de la peor ola de calor en cuatro décadas.
Macri detalló en rueda de prensa que el Gobierno local ha distribuido agua potable entre vecinos, ha fortalecido los equipos de emergencias médicas y ha reducido al máximo posible el consumo de energía en dependencias públicas.
'Esperamos propuestas concretas del Ejecutivo nacional', dijo el conservador alcalde porteño, aunque denunció que no existe coordinación entre ellos.
Gobierno y oposición exigieron ayer responsabilidades ante los reiterados fallos de suministro que sufre la ciudad y su área metropolitana desde hace dos semanas, cuando comenzó la ola de calor.
'Merced a las temperaturas extraordinarias de los últimos días, que marcaron en diciembre un nuevo récord para los últimos 43 años, vemos que las compañías distribuidoras no estuvieron a la altura del crecimiento y las circunstancias que ha tenido el resto de la industria energética en Argentina', dijo ayer a los medios el ministro de Planificación, Julio de Vido.
Además, acusó a los directivos de la empresa italiana Enel, accionista mayoritaria de la compañía eléctrica argentina Edesur, de no tener 'la actitud ni la presencia que requiere este momento', y advirtió de que 'en la medida en que los cortes no se resuelvan las sanciones y multas se van agravando minuto a minuto y día a día'.
Tanto De Vido como el jefe de Gabinete argentino, Jorge Capitanich, han amenazado con nacionalizar la gestión del servicio eléctrico si las eléctricas no resuelven los problemas de suministro que han dejado a miles de personas sin electricidad ni agua corriente en Buenos Aires y su área metropolitana.
Mientras el dedo acusador del Gobierno apunta hacia las eléctricas, la oposición arremetió con dureza contra el Ejecutivo y anticipó que estudia demandarlo. 'Los cortes son sinónimo de fracaso, de errores. El gran problema es que nadie da una respuesta', dijo el diputado Sergio Massa.